AVENTURAS

Fecha: 29-12-2014 #657586

Costa de Uruguay - Nueva Palmira a Chuy W&B

R.O.U. Trip
Noviembre 2010

By Paul Mc & MM
(Dedicado también a los hijos de nuestros hijos que esperemos alguna vez quieran escuchar historias sorprendentes e increíbles en las faldas de sus abuelos)

Capítulo I: Concepción – Logistic + Entrenamiento.
Sinceramente no sé bien por donde comenzar. El principio es una buena forma, pero encontrarlo no va a ser tan fácil como debería. Más aún si lo que quiero contar se remonta a fines de un verano de hace más de 2 años. Fue cuando le comenté a mi amigo fiel (con la imagen de mi hijo y Toy Story de fondo) compañero Pablo o Paul Mc , como es nuestro estilo, que podríamos hacer la costa uruguaya en bicicleta, de punta a punta, pasando por varias puntas, del este, del diablo, etc. Ya teníamos en cartera otras travesías de fines de semana y algunos días más, pero unas vacaciones pendientes ayudaron a pensar en distribuir toda esa maraña de kms en más días y largarnos con algo más extravagante, más exótico y sobre todo, internacional.
Recorrer la costa de Uruguay desde Carmelo a Chuy en una semana con nuestras chicas, “Turquoise” Haro y Andes “LesBlue” Zenith (Necesitaron un boxes en Racer bikes. Lesblue sobre todo, vieja mañosa pero hard style que extrañaremos). Y aquí de movida ya comienzan los spónsores. Racer Bikes con una buena puesta a punto, AlessAndes, el peluquero hermano entregando a la “azul marino”.
Fue entonces que empezamos a rodar en otoño, entrenando mañanas frescas que pasaron a ser frías en invierno. La banda negativa del horario para no quitar horas a la familia exigía un esfuerzo supremo. Levantar a Paul temprano sábados y domingos para rodar por el Hipódromo de San Isidro o por el Parque Sarmiento temprano ya no era una tarea imposible. Lejanos quedaron esos recuerdos de esperarlo sentado en la mañana en la fría sobre la piedra de Ema para que se levante cuando lo pasaba a buscar de chico. Ahora me esperaba él cuando traía la bici para pedalear cerca de casa. Esfuerzo inaudito, con sesiones de 3 o 4 horas de 7 a 11 AM los días sábados y domingos.
Acompañamos el entrenamiento con reuniones de especialistas en logística dignas de un viaje a lo desconocido. Teníamos algunos relatos, sobre todo de lo que sería nuestro primer día, el tramo de Nueva Palmira-Carmelo a Colonia. Del resto no había nada. Solo un vago recuerdo de un viaje de Montevideo a Punta del Este en auto hacía unos años atrás, que fue cuando descubrí un país sano y natural, “natural” como su slogan, con carreteras dignas para disfrutar de una travesía en bicicleta y sobre todo mucho para conocer. La logística flies. Vuela de imaginación, hace viajar. Posibilidades, velocidades promedios, vientos promedios anuales, salidas y puestas del sol que tanto quitan el sueño de Paul y con razón. Es que es un tipo que tiene que tener todo controlado. Al detalle. No se le escapa nada. Su rusticidad pasó siempre por otro lado, rustik si, pero ojo…esta vez no podíamos darnos el lujo de quemarnos porque no eran dos días, eran siete con una de back up. Las previsiones eran otras, el entrenamiento era otro. Los vientos del este eran otros.
Las planillas comenzaron a volar también, tanto como los kms de entrenamiento. Entrenábamos a razón de unos 60kms a 20 km/h 2 días en la semana (creo que ya lo dije, pero lo remarco, fue duro). Planificamos el viaje para hacer 100kms por día a 12 km/h promedio, por siete días. Cuando podíamos hacíamos algo indoor. (Agradecemos el auspicio de Semikon Lanús y la modelo “Space Trucking” 0km? recibida en consignación especialmente para el evento en la base de Floresta – Luxury)
Acá va la planification definitiva. Hubo algunos pocos desvíos. Para ansiosos, www.resumenfinal.com.chuy.

Noche Ciudad Acumulado Kms parciales km x día Horas aprox (15 km/h prom) Nueva Palmira 0,00 Km
Carmelo 0,00 Km 0,00 Km
Colonia 75,00 Km 75,00 Km SI / Averiguar
noche lunes Ecilda Paullier 125,00 Km 50,00 Km 125,00 Km 8:20:00 NO CREO
Libertad 175,00 Km 50,00 Km Averiguar
noche martes Montevideo 246,00 Km 71,00 Km 121,00 Km 8:04:00 SI / Averiguar
Atlántida 293,00 Km 47,00 Km SI / Averiguar
Piriápolis 358,00 Km 65,00 Km SI / Averiguar
noche miércoles Punta del Este 379,00 Km 21,00 Km 133,00 Km 8:52:00 SI / Averiguar
Rocha 470,00 Km 91,00 Km
José Ignacio SI / Averiguar
noche jueves La Paloma 498,00 Km 28,00 Km 119,00 Km 7:56:00 SI / Averiguar
La Pedrera 528,00 Km 30,00 Km
Cabo Polonio 544,00 Km 16,00 Km
Castillos
noche viernes Chuy 642,00 Km 98,00 Km 144,00 Km 9:36:00 SI / Averiguar

Durísima e inversamente proporcional de desafiante. Los 15km/h con los que armamos el plan, parecían bien bien conservadores, un arrugue marca cañón que nos daba toda la esperanza de poder tener tiempo para descansar, comer y poder hacer algo de turismo. El viaje ya había comenzado.
Hojas adjuntas tenían datos de hospedajes, hostels donde, por precio y aventura sobre todo, se llevaban todos los premios, análisis de los distintos transportes que necesitábamos y los elementos que entendíamos necesarios para la travesía.
Durante la semana previa preparamos a las chicas y a nuestras señoras también. Recordemos los estados por donde pasan. Del agnosticismo a la bronca. De la bronca al miedo. Del miedo a la nostalgia. De la nostalgia al agradecimiento de la vuelta. Del agradecimiento a la bronca nuevamente. Bueno, pero sabemos que sale así. Lo aventuresco, el esfuerzo y sobre todo las ganas de hacerlo le meten fuerza para que tenga vida. Y ellas regaron el viaje desde el principio. Sponsores duros pero indispensables que finalmente viajan con nosotros también.

Capitulo 2: Día D. Colony
Me acomodo con un almohadón en la cama y releo varias veces las notas tomadas del día para revivir el tramo. La salida fue inolvidable. La recuerdo como si fuera hoy. Ese sábado, a las 6 AM llegó el Rayo Mc Queen y comenzamos a armar las bicis contra una pared. Las levantamos para tener idea del peso y estaban imposibles. Foto y beso a mi chica que a ese momento solo mostraba preocupación por el viaje. Salimos contramano por Cata rumbo a Tigre. Eran camiones con acoplado.

Muy tranquilos y charlando, en un poco menos de 45 minutos llegamos al puerto de Tigre. Hicimos los papers y la cola para despachar las bicis. Habían grupetes como nosotros, con bastante menos equipaje. Viajantes de un solo día o como mucho de ese fin de semana. En la bitácora de Buzz tengo escrito que tuvimos un tema con la navaja que llevábamos. Deduzco pues que tuvimos que dejarla pegada a la bici para no pasarla con el equipaje de mano.
Las bicis las pasamos y quedaron en cubierta. La Cacchiola sorprendió gratamente con casa de cambio a bordo, un lindo bar y algo de free shop adentro. Sin embargo, faltando menos de 1 hora sentimos que el ruido de los motores ya no eran los mismos. Que había otro sonido. Con extenso conocimiento náutico de navegación en mil mares entendimos que había un problema. Parece ser que el Costita Concordia le dio a un banquito de arena que trabó una de las 2 hélices. Lo que faltaba del viaje se duplicó en tiempo de un momento a otro y ya empezábamos a hacer cuentas. Era el primer día, clave y ya estábamos transpirando sin pedalear.
El arribo y el descenso en Nueva Palmira fue bastante rápido. Ahí mismo nos ofrecieron cambio de moneda e hicimos el primer contacto con un charrúa. Las bicis nos estaban esperando ya en tierra. Las cargamos junto con los otros equipos que salían a pedalear y nos dispersamos como buscando un tesoro, desesperados, todos para lados diferentes. Todos queríamos salir rápido. Nadie sabía bien para donde.
Nos alejamos del puerto e intentamos recorrer algo del lugar. Sin darnos mucha cuenta, rápidamente estábamos llegando a la plaza principal de Carmelo, algo de centro y elegimos un resto in the corner para almorzar las pastas que nos llevarían a Colonia. Mr Trigo estaba allí. Personaje campestre, barro en bolcego nos contó de sus idas y venidas al pueblo. Argentino de nacimiento, uruguayo por adopción. Chacra va, chacra viene, con su suerte nos despedimos del pueblo, cruzamos unos puentecitos y enseguida estábamos en la ruta donde kms de palmeras nos despedían. Eran las 14hs.
Las lecturas y estudios previos a esta salida nos indicaban que este tramo, bastante concurrido y con experiencia de campo denotaba muchas ondulaciones naturales denominadas cuchillas. Las famosas cuchillas se hacían presentes y entendimos enseguida que no eran realmente para subestimar.
El día se portaba bien y las casi 5 horas de pedaleo para hacer los 79 kms de Nueva Palmira a Colonia las disfrutamos mucho. El calor se hizo notar, no así por suerte Don Eolo. Cruzamos la entrada de Colonia con poca luz ya. Buscamos con algo de preocupación algún alojamiento. Bastante ocupado, llegamos al Hostal “El Español”. Un español antiguo, ultracompartido e inentendible. Cocina en galería con vista a las ollas sucias, depósito de artefactos en desuso a puro óxido donde hicimos dormir a las bikes y una cuasi habitación, compartida con 3 chicos y una mamá. Raro, intenso e irreal para una primera noche realmente cansados, cansados de verdad. Baño con la puerta al hall donde todos estaban en sus camas. Salimos a comer algo, patear un poco y estirar las piernas. Fue pizza en la avenida principal de Colonia y comunicación a Bs As vía teléfono público móvil en casa de alfajores. Lindo. Sillón, celu y wisky, Paul habló como en su living. On the rocks.

Recorrido 1: Acassuso – Tigre: 12 kms / 44´
Recorrido 2: Nueva Palmira – Colonia: 79 kms / 4:38´ / 17,1 km/h promedio.
Total día 1: 91 kms
Importante: Este primer día marcamos el registro más alto de velocidad. Fue de 55km/h en una larga cuchilla llegando a Colonia, viento a favor y todo el empuje del primer día.

Capítulo 3: De película: “Los años Idos”

El despertador hizo su trabajo y más también. Nos despertamos nosotros y las otras 4 personas sufrían nuestros ruidos y luces de la mañana. Algún extranjero hacía apenas minutos que había regresado de alguna noche intensa. A nosotros nos esperaba en cambio un día intenso. Uno de los más intensos sin lugar a dudas de todos.
Sin desayuno y con una rueda pinchada comenzamos bien arriba el día. La cambiamos en el fondo del hostel haciendo el ruido que nos faltaba.
Salimos buscando la ruta a las 8 AM y paramos en la primera estación de servicio saliendo del pueblo para desayunar. Entendimos que café con leche en Uruguay sería toda una hazaña. Sacamos de la maquinola el petróleo, unas galletas y a bailar.
Eterna frase, ya consagrada. Viajeros consagrados y no tanto la han escrito y enmarcada para nuestro deleite. Algo así como “mi colita” comenzaba a sonar. Segundo día, cayos o a la lona. Ya veremos. Ni uno ni otro.


Rodamos mucho, otra vez las palmeras acompañándonos a la salida de Colonia. El objetivo del día era un pueblo llamado “Libertad”, a unos kms de Montevideo (25 kms antes aprox). Eolo comenzó a tirarnos su mal aliento. Los mapas se daban vuelta, el este comenzó a ser subida, una cuesta pronunciada por el viento que hacía que rodáramos a promedios de 8 km/h por momentos, cuando se conjugaban el viento y las subidas. Tachamos la doble, no hicimos turismo en un pueblito llamado Colonia Suiza que suponía invertir unos 30 kms para entrar y salir. A la entrada de la ruta que llevaba al pueblo paramos a tomar y picar algo. Almacén de campo en Colonia Valdense, tronco en la puerta y gaucho sentado en éste. Domándolo lo incorporamos a la charla. Impresionante, descomunal eco cuadrofónico surronding en nuestros oídos. El tipo repetía varias veces lo que decía disminuyendo la intensidad de su voz. The Ecooooooman. Para un libro, flojo recuerdo. A pocos kms paramos a almorzar (a esta altura parece que simplemente parábamos y comíamos!!), fue un recomendado sobre la ruta, a pocos metros de una gran convocatoria de doma campestre. Salieron dos chivitos fullhd al plato….ufff, de locos. No apto para ciclistas que tenían que hacer como 5 horas más de pedaleo. La fritanga de la panceta y los huevos sobre el lomito competían con el viento que se había puesto un poco más duro. Paradas frecuentes a cada hora y recuerdo mucho el cruce de ruta de la 1 con la ruta que iba a San José y una parada educativa en un colegio, bebedero, barritas de cereales!!! (Como olvidar la compra mayorista de Paul Mc antes del viaje) Bueno, es el día de hoy que no puedo volver a nombrarlas. Fueron la base de nuestra alimentación, rica o no, triste o no. Cereal Mix al yogurt, unas 3 por día cada uno, con o sin hambre.
Se acercaba la noche, el cansancio era tremendo y Libertad, ese pueblo paradójicamente frente a un penal nos quedaba a unos 30kms con viento en contra. Exhaustos decidimos meternos en el primer pueblo que venía. Rafael Perazzo (Abuelo de Walter?), pasamos por la comisaría para preguntar donde podríamos alojarnos pero estaba desierta. Nos acercamos a una vieja panadería, y compra de chocolatada Conaprole (no podía ser de otra manera) por medio, nos indicaron seguir hasta Libertad, no había otra. Repusimos fuerzas y salimos en busca de nuestra mismísima libertad. Sonaba lindo, pero estaba fulero.
A los pocos kms dejamos otro pueblito a la izquierda de la ruta. Era Punta Valdez. De acuerdo a la bitácora de viaje, en algún momento nos enteramos que en Libertad había un espectáculo Internacional. La denominamos “La gran Libertad” y sin lugar a dudas ponía en riesgo el poco hospedaje quizás disponible en el pueblucho. Y ahí nomás fue cuando el destino hizo un regalo al esfuerzo, merecido. Vino de arriba. De un santo. De San Andrés, San Martín, o quien sabe quien nos escuchó, en una curva a 10kms de Libertad y a unos 35 de Montevideo vemos un cartel. Hostería. “Don …algo” Esos hoteles de viajeros sobre la ruta. Muy arbolado. Viejo y que parecen deshabitados. Siempre hay gente. Cuesta encontrarlos, pero siempre están. Paul sin fe, yo con poca pero disimulando traté de convencerme de que era nuestro lugar. Realmente parecía abandonado. Cruzamos las rejas de la entrada y nos encontramos con una mujer mayor. Estaba sola en una herradura de habitaciones, con sus perros. La habitación fue lo mejor del día. Sucia y chica. Pero una salvación. Salí a comprar algunas cosas para comer a Valdez que cruzamos unos pocos kms antes de dar con el paraíso. Había algún encuentro en el pueblito. Miles de scooters en una plaza. Nada más.
Paul se quedó descansando. El cartel de “Los Años Idos” en el lugar de parada fue como un sueño vivido. El cartel que grabamos en nuestra cabeza cuando éramos chicos de aquel boliche. Cuando pudimos cruzar la vía. Estábamos en el barrio y dormimos como en casa. Como en Saint Andrews.


Recorrido: Colonia – Punta Valdez: 118 kms / 7:30´ / 15,6 km/h promedio.


Capítulo 4: V Montes de Este a Oeste
Temprano, como no podía ser de otra manera, algo pasadas las 6:30 y sin saludar a la casera para no despertarla, partimos rumbo a Montevideo. El viento de ayer estaba hoy. Ese vientito del Este que se pone áspero pasada la mañana. Pasamos Libertad sin darnos cuenta. La falta del desayuno ya se hacía notar. No descubrimos en el viaje precisamente un país cafetero y medialunero a nuestro estilo. No way. No existe. Sin embargo paramos en una estación de servicio, algo teníamos que incorporar a nuestro cuerpito. En la parada no logro sacar las zapas de las trabas y me caigo con la bici a cuestas, fifty fifty cansancio y torpeza soberana con un frutilla acañonada en la rodilla. Paul trae el mini desayuno. Estábamos a pocos kms de Montevideo ya. Frutilla y café negro. Continental.
Dejamos atrás una zona franca, colmada de Mini Coopers del inframundo. Cosa rara. Cruzamos el peaje en la entrada a Montevideo, y al encarar el puente “nuevo” vemos un cartel de “prohibido transitar con bicicletas”. Volvimos y tomamos el puente viejo, más pintoresco, chico y peligroso. Tomamos el acceso a la capital. Parte humilde en las afueras de Montevideo. Largo camino, una eterna autopista y sodero que paraba su camión en la banquina y caminaba 400mts para entregar un cajón de sodas. No podíamos dejar de mirarlo para comprobar su esfuerzo descomunal.
Tomamos la extensa costanera y en el puerto visitamos la secretaría de turismo, casi como excusa de una parada más. Mapas si, onda no. Calor, banco de madera esperando a mi amigo a la altura de Buquebus. Hidratación y terminamos en el casco antiguo, en la plaza, en un Mc Donalds. No podía ser otra manera.
Entre papitas y mapas, le preguntamos a un flaco de oficina de la mesa de al lado que podíamos ver en la ciudad. Como si fuera guía, se tomó todo el tiempo para contarnos todo, su vida, viajes a nuestro país, lo bueno, lo malo y lo feo del suyo. Y recorrimos al paso parte de lo que nos dijo. El Shopping Ex Cárcel Carretas, su barrio, las calles chetas de la zona del Sheraton y bajamos más adelante a la Rambla que recorrimos en su totalidad.

Así pasamos por muchos lugares costeros a la salida de Montevideo. Consultábamos por kms faltantes a destino, pero todos mencionaban las 2 horas. Siempre faltaban 2 horas!!! Destino: Atlántida.
Curiosidad aparte fue lo que vimos con un Chevette de fibra de vidrio en venta en una parada de hyperhidratation. En un almacén.
Llegamos a la tardecita a Atlántida, doblando a la derecha por la Interbalnearia y dejando atrás a la Tienda Inglesa que hay en su entrada. Recorrimos un poco y dimos con un hotel tentador por el cansancio que arrastrábamos sobre todo. El presupuesto era otro y seguimos recorriendo. Había poco y nada y la vuelta al hotel era casi un hecho hasta que dimos con un Hostel en la costanera. Birkina. Teníamos la data, pero el cansancio estaba haciendo estragos en las decisiones. Timbre y nos atiende un flaco dormitado. 8 PM. Where are you from? Cerramos por una bicoca, desembarcamos y salimos por unas hamburguesas en lo poco abierto del lugar, buscando gente, vuelta a hostel, llovizna y a la cheapest cucha.


Recorrido: Punta Valdez – Atlántida: 107 kms / 6:55´ / 15 km/h promedio.

Capítulo 5: Una Puntita
Era el 4to día, martes, y teníamos encima algo más de 300kms. Mis intentos de elongar luego de cada tramo, apoyando los talones en los bordes de las cuchetas y tratando de hacer equilibrio entre las alforjas y las camas parecían en vano. Dormimos mucho ese día. Amaneció lluvioso y no nos apuramos para zarpar. Obiusli, Hostel International, sin desayuno, salimos pedaleando con nuestros rompevientos buscando una cafetería potable…ajaja…ingenuos.
A unos pocos kms para la lluvia, sacamos las bolsas que envolvían nuestras alforjas pero el viento seguía intratable. Aprovechamos para descansar un poco y cargar combustible en alguna estación. Al rato llega un ciclista. Uno de nuestra especie, pero más moderno. No sé si mas onda, pero subido a un Mercedes. Rayson, brasileiro que compartió experiencia y que viajaba a Chuy al igual que nosotros. Al pobre pibe le habían afanado la bici en Montevideo. Atada, creo, ya ni me acuerdo. De todas formas me sorprendió puntalmente ese tema. Si recuerdo, al otro día fue a comprarse una nueva en una tienda. Ninguna historia, sonrisa y a seguir.

Seguimos, perdimos al garoto Rayson y entramos a Solís, balneario que me recomendaron para conocer unos chicos uruguayos en BA y visitamos una inmobiliaria para tener de referencia en algún verano futuro. Algunas fotos de casas en venta y aprovechamos para seguir al Este por la costanera. Las playas eran pedregosas y muy amplias y pagamos el precio de la costanera y su vista con el viento que nos peinaba para atriqui.
Por esa ruta entramos a Piriápolis, bien por el oeste, bien por la costa. Era cerca del mediodía ya y fuimos a consultar a “Informaciones” sobre una ruta recomendable para Punta del Este. Nos recomendaron salir por atrás de la ciudad.
Almorzamos en una esquina. Lo que más tarde sería conocida como la “Tragic Corner”. Bueno, en realidad fue un almuerzo atragantable. Llamada de Ba para Paul. Cruce a un locutorio y atornillado lo esperé 17 minutos que hable con su chica. Fueron 17 minutos de descanso para mí. No para él. Y ni hablar de la suculent cuenta de fono.
Salimos a la ruta de acuerdo a la recomendación que nos dieron. En otro viaje me di cuenta que esa no era la mejor ruta. Más lindo hubiese sido salir por Punta Negra, pero hubiese sido más largo también.
Para ese momento sentía que estaba solo. No hay registros fotográficos de estos minutos que parecían horas. Que me acompañaba una sombra distinta a mi pero que no dejaba de estar a mi lado. Silencio, charlas profundas, vuelta al silencio y preocupación pedaleó a la par mía hasta la entrada de Punta del Este. Algo había pasado. Algo se había roto en Paul. Algo que cargó en sus alforjas hasta la vuelta y que pesó mucho. El problema no estaba en el viaje. Estaba en BA. A su regreso.
Foto en Punta Ballena, panorámica y Casapueblo. El viento con asistencia perfecta en esa lengua que se incrusta en el mar y que no tiene otra salida que la mismísima entrada. Entro siempre. Llego y vuelvo. Para qué? No sé. Sensación de paso obligado. Si no entras no estuviste. Hay que hacerlo como peaje de Punta.
La parte que siguió en bici la disfrutamos mucho. La subida luego de Casapueblo y la bajada ya para la mansa son únicas. Enseguida un local de información al turista donde gentilmente nos averiguaron lugar en los hostels de Punta. Nos dio la data y fuimos al grano. Sin muchos rodeos, dejamos el recorrido de la ciudad para el día siguiente.
En el hostel el menú fueron unos fideos antidepresivos que logramos comprar en una estación de servicio. Recuerdo a un Paul Mc sorprendido por la iniciativa, por mi arte en la cocina. Fueron simples fideos a la manteca, pero la sorpresa fue por ir para el frente. Olla en un alojamiento cargado de buena onda, puffs, música e independientes. Un Boca-River, el estudio en la cena de la tarea para mañana y a la cama a descansar. Yo físicamente devastado, mi querido amigo Paul, además psicológicamente. Algo bueno vendría. Hasta el momento fue todo viento de proa.
Recorrido: Atlántida – Punta del Este: 98 kms / 6:25´ / 15,1 km/h promedio.
Importante: Registro de la velocidad más mínima, lastimosa de todo el viaje. La recuerdo, venía mirando el relojito en una subida tremenda antes de acercarnos al aeropuerto de Punta, uno de esos Montes V, registramos 6 km/h. Viento en contra y cansancio…nunca a favor tampoco.

Capítulo 6: Nowhere man
Jajajaja. Impresentables. En realidad escribo esto viendo ya las fotos y recuerdo ese momento. Hermano!!!. Estábamos en nuestro peor momento. Estábamos distrolled, no destroyed. Peor.
Lo más cercano a la alergia pura a pulpo que tuve años más tarde. No apto para cardíacos ni para nuestras fans. Estábamos muy cansados y así nos despertábamos después de muchas horas de descanso y que nunca eran las suficientes. Mamadera.

Verán como rápidamente cambian los rostros. Transformaciones en minutos, quizás solo 1 hora más tarde. Los mismos rostros, la misma cámara y sin edición. Y algo sin duda nos dice que está bueno lo que hacíamos, que lo disfrutábamos mucho.
.
Bueno, desatamos las bicis y las preparamos bien impermeables. Llovizna again. A todo esto no teníamos idea realmente la próxima noche donde sería. Nada calzaba bien de acuerdo a lo que veníamos haciendo por día. El viento marcaba el ritmo y nada era predecible. El físico también estaba necesitando un descanso a esta altura, el viento, la lluvia. Bajamos hasta la costanera y salimos del centro paseando por el puerto, foto con los dedos y recorrimos la brava hasta el puente colgante de la Barra. Recuerdo un par de fotos artísticas, lujo descolgado de otro viaje cultural como digno de Firenze o París e hicimos una breve parada en un hotel de la Barra. Playa Montoya. Hotel Montoya, Usd 300 la noche. Solo un desayunito. Sin dudas el único como la gente.

La lluvia ya pasó y como si estuviésemos volviendo o girando el mapa 180 grados, ese viento que venía de frente ahora lo teníamos atrás. La realidad, nunca fue tan malo ni ahora era tan bueno. Viajamos al SE y ahora, como si el cambio hubiese sido simplemente “doblar en una esquina”, el rumbo era NE. Otra cosa mariposa, rosa y hermosa.
Cambió el clima, cambió el rumbo y cambió la velocidad y el esfuerzo. Cambió el ánimo también y empezamos a pensar en algo ambicioso: hacer más kms que lo que veníamos haciendo por día en promedio.
En José Ignacio compramos en un supermercado careli algunas provisiones para una picada de almuerzo. Hicimos algunas consultas, visitamos la playa y su faro y luego partimos.
Finalmente acampamos a la espera de la balsa para el cruce de la Laguna Garzón. Hacía calor, metimos baño en el mar y almorzamos magistralmente una picadilly junto a unos cangrejos curiosos en esa arena cada vez más blanca. Dos horas de espera que sirvieron para reponer fuerzas y para esperar la balsa que nos cruzó junto a un par de autos.
Ripio x 4. Hasta la salida a la Ruta de Rocha, pasamos por los campos de las Celebrities. Durísimo pero real. “Demoledor” está en las escrituras sagradas. Una mismísima herradura tuvimos que hacer dado que la Laguna de Rocha no se podía cruzar por la costa. Seguimos por la Ruta 10 hasta que pudimos. Hasta que los mapas del Googleearth del “todo lo tiene en cuenta PaulMc” tenían data. Mapas sin desperdicio, tan ampliados y exactos como la mismísima realidad. Pero tuvimos que salir a Rocha. Y volamos a Rocha. Porque fuimos al norte y casi oeste.
La parada en Rocha fue para una pausa, chocolatada y conocer otra estación de combustible. Enseguida nos volvimos a meter por la Ruta que salía a la costa y que llegaba a La Paloma. La 10 era el destino. Siempre la 10.
Recuerdo la entrada al pueblo. Altos y delgados álamos que dejaban en el medio de la entrada una especie de camping con cabañitas precarias para el veraneo. A los pocos metros las 5 cuadras del centro que llegaban hasta la costanera. Era todo. Buscamos el hostel e hicimos el check in. “Hostel de las Manos” en un pueblo fantasma. Nada – “Nothing Hill se llamaba?”
Cansados tratamos de estirar las piernas caminando en busca de un resto. Los fideos de la cena de la noche anterior y una picadita playera del mediodía autorizaban algo realmente bueno. Todo el pueblo concentrado en un restaurant. El único, el que elegimos. Los 30 habitantes en reunión en la mesa de al lado viviendo el partido que Uruguay jugaba con Chile. Algo incómodos y cansados cenamos bien y abonamos con TC con un posnet de última generación. The New manual posnet Paperpencil.
Esperando al regreso una cama mullida y suave, los colchones estaban a la altura de los techos del Hostel. Era la ciudad de los niños y mi cabeza se salvo de algún revoque. Las bicis durmieron adentro. Pura seguridad.


Recorrido: Punta del Este – La Paloma: 123 kms / 6:08´ / 19,1 km/h promedio

Capítulo 7: Descanso en la mismísima nada
Metimos desayuno inclusive & pour en el Hostel. A esta altura estábamos durmiendo un poco más. Las piernas estaban muy cansadas y el asiento no quería saber nada más de nosotros.
Las bikes venían rindiendo bien. Las palmas de Paul pretendían algo más soft en los puños. La lluvia no nos apuró la salida y en cambio buscamos un lugar para comprar algo para el manubrio de la Zenith.
Como olvidarlo, como olvidarlo… y gracias a Rodrigo, conocimos a Antonio. Una mezcla linda de tano y alemán. Todos los idiomas probamos, todos los hablaba. Chanta de nacimiento, viejo de años nos acompañó unos metros con recuerdos de infancia, vividos o inventados (ni él sabrá bien que es lo real vivido de lo real no vivido) pero llenos de detalles no dieron color para el arranque. Nos guardamos sus gestos de manos y boca colmados de expresividad. Un águila guerrera, chiquita y sabia. También nos quedamos con las piernas largas de la Rosa de Rosario. Un viajero para siempre. Un inmortal.
El día lo pintamos corto. A Cabo Polonio no había mucho y por suerte viajamos velozmente. Salimos a las 10:30 finalmente, y tomamos la Ruta 10 nuevamente. La del Diego. La de punta a punta. Pasamos por los balnearios La Aguada y Costa Azul.
Bizagresco, como salido de película francesa (no por la costa azul) un autito blanco parecía seguirnos. En realidad marchábamos rápido y parecía que no lograba pasarnos. La costanera tenía sus lomadas y estábamos rodando cerca del límite pero algo estaba mal. Algo incomodaba. Bizagresco parte II y III, nos pasa un tipo haciendo gestos con su lengua y pretendiendo un chupete. Bue. Fue así nomás. Bajó el autoestima y costó el remonte.
Recorrimos la Pedrera, volví a insistir en averiguar un lugar de hospedaje para una próxima vacación.

Tomamos fuerzas e hicimos los siguientes 40 kms casi de un tramo hasta la entrada a la Reserva, en cabo Polonio, donde consultamos por los camiones que nos adentraban en el pueblo. Esperamos 2 horas, aprovechamos a picotear algo más y el flash de los camiones 4x4. Había que subir las bikes. Como 40 kg y fue complicado. Las tiramos atrás, casi colgando e hicimos los 20 minutos hasta la playa. De película. Eso y lo que viene. Un pueblo aislado. Cuidadosa y celosamente aislado para su turismo y con 2 versiones. La oficial, linda, pintoresca y vendible y la de sus habitantes, fría, cara y dura. Fue la señora que nos alquiló la casucha con la que más hablamos. Un 2 x 1? Sin luz, baño y ducha a balde. Flash!! Gordon y la luz de la cámara que serviría para iluminar un poco todo. Usaríamos más tarde las linternas en la cabeza de noche.
Buscamos lugar para comer al mediodía. La recomendación era el único lugar. Pesca del día y chivito adentro. Amigo Jonathan. Amigo de Pablo. Ídolo de niños sin duda él. Como mascota hasta que pidió “me regalás todo”? Restaurant “casucha” con grupo electrógeno. Ruido, dueña y nosotros. Y Jonathan con los del espacio en esas bicis pocas veces vistas en su pueblo.
Recorrimos sus médanos solitarios y sus playas deshabitadas. Una pareja aislada haciendo lo que tenían que hacer en lugares así con poco o mucho para hacer, en cuatro y a escondidas pero a la vista desde los montes de arena. La plaza veía a 2 familias de artesanos tirados. Haciendo también lo que tenían para hacer, nada. O poco por respeto o no sé qué. Aprovechamos del mar y de un descanso merecido. La pausa del viaje fue en un lugar bien elegido. También hicimos lo que teníamos que hacer. Descansar.
Fuimos a buscar la cena a la proveeduría. Uffffff, inimaginable e indescriptible. Un museo sin costo de entrada. Los productos tenían la entrada incluida. En pocas heladeras desenchufadas, el fiambre cortado a cuchillo en lonjas de 1 pulgada y media y la bebida caliente eran el menú de la noche. El pan era del día, no nos dijeron de cual y la balanza con pesas me recordaba a una película de Indiana Jones, en busca de las playas perdidas.
La luna posaba sobre el mar y alumbraba generosamente, pero queríamos ver bien el queso duro y el salchichón. Comimos, nos bañamos con un jarrito de agua caliente mezclado en el tacho de 20 litros de pintura lleno de agua fría que nos calentó (no mucho porque era costoso) gentilmente la dueña y dormimos al compás del mejor medio tango, en 1x2, cuchet y con las bicis.
Recorrido: La Paloma – Cabo Polonio: 52 kms / 2:10´ / 24 km/h promedio.

Capítulo 8. A Chuy con amor.
Confiados en nuestro descanso, armamos el día siguiente (viernes) como para llegar a Chuy. Eran un poco más de 100 kms, pero el viento y espíritu estaban de nuestro lado. El despertador sonó a oscuras, esperamos al primer camión que salía del pueblo junto con algunos chicos que tenían que salir para trabajar o estudiar. De la nada escuchamos un “aguante almirante Brown” que no dejó de ser una rareza más en el viaje. Estaba fresquísimo en la caja del camión. Era muy temprano y comenzaba a amanecer, exactamente como lo predecían las tablas de salidas y puesta del sol que teníamos por esa labor extraordinaria del Meteorólogo infiltrado en el viaje. Estimated Sir Paul Tsunami que mata cualquier incipiente posibilidad de evento azaroso.
Ya en la ruta la melodía era a base de niebla y poca agua, pero con ensalada de frutas? De donde la sacamos? Calculo que de la proveeduría del Polonio. Naranjas y bananas y muchísimas telas de araña al costado de la ruta. Impresionante. Trampas perfectas, una al lado de la otra que a contraluz por el amanecer se veían como grandes telares secándose al sol.

Nos habíamos desviado del plan original cuando decidimos pasar la noche en Cabo Polonio. Esto nos apretaba el día de hoy. En lugar de Castillos deberíamos llegar a Chuy para no comernos un día más de viaje. Pero a los pocos kms de partida la Turquoise rompe el cable de cambios y como no podía ser de otra manera era el de los piñones. En 3 cambios llegamos a Castillos, un pueblo grande entre cruce de rutas. Tratamos de buscar una bicicletería amiga pero nos hicieron recorrer todo el pueblo. Finalmente dimos con una que quizás nos podía ayudar. No era nada raro. Un cable largo que hasta nosotros nos animaríamos de cambiar. Quizás más ahora que lo pienso y escribo. En ese momento necesitábamos un bicicletero. Cuando vió la bici fue como ver algo desconocido. Suprema nave tecnológica made in N.A.S.A. de hierro y shimano? Que bicicletas arreglás macho? Estábamos en un pueblo del interior. Probablemente mi bici siga siendo una novedad en tierras detenidas en el tiempo. Con orgullo.

Nos pegamos un susto saliendo de Castillos. No lo recuerdo bien. Simplemente recuerdo la tensión del momento. Quizás Paul lo recuerde mejor. Seguro. Nos siguió un tipo unos metros quizás con algún desfasaje bochal. Lo evitamos naturalmente pero los cuores latieron como en alguna que otra trepada.
Punta del Diablo quedaba camino a Chuy. Decisiones siempre difíciles eran las de elegir conocer y entrar a algún pueblo por el desvío que implicaba. Este era grande, unos 30 kms (ida y vuelta) desde la ruta, era el mediodía y realmente valió la pena.
Doblamos a la derecha en la ruta y como tobogán bajamos hasta la playa. El mar ya se veía bien azul varios kms antes de llegar a la costa. Claramente el problema estaba a la vuelta. La entrada a un pueblo pintoresco con lomas pintadas de casas coloridas, mar azul y arenas claras. Pueblo de pescadores, barcazas en la playa y mucha onda. Nos pareció un lindo lugar para vacacionar y yo ya tenía un lugar al que volvería más adelante. Paul Mc todavía no lo hizo pero estoy seguro que lo hará. Descansamos debajo de un gran deck de madera que sostenía la feria artesanal del pueblo junto a la playa, donde aprovechamos a bañarnos y secarnos bien al sol. Empezábamos a dejar cosas por el camino. Las zapas de Paul pedían pista, no daban más.
Más tarde buscamos un resto en la principal que muere en la playa de los pescadores. Pedimos pastas con algunos frutos de mar en mi caso y nos acompañaron los hijos de la dueña. Noah y Jonatan. Esos chicos que tanto me hicieron recordar a mis hijos. Bichos raros nosotros, los chicos sobre todo se nos pegaban. Hasta el perro “Vento” se nos acercó a picotear algo.

Luego de almorzar, lentamente subimos la loma hasta la ruta dejando atrás un muy lindo lugar con aire ya brasilero. Las playas del departamento de Rocha ya gozaban de nuestro respeto.
Vamos a la ruta, (bien a los Charros) y ya con envión del final le metimos pata hasta Chuy. Recuerdo que parecía bajada. En el camino pasamos por una parte de ruta que se ensanchaba y descubrimos que era usada como pista de aterrizaje de aviones.
Enseguida encontramos algunos puestos de frontera antes de ingresar a la ciudad. Vivoratá rutera y una sensación al ver el cartel muy linda. Quiero aclarar en este punto que hace unos años comencé a entender que no busco simplemente el fin. No puedo poner tanto énfasis solamente en la llegada, exagerando un momento. No me sale. Enamorado de los medios y el camino hasta el punto buscado. Eso si me emociona. Me emociona por lo vivido, por el esfuerzo y lo que coseché por lo compartido. Salió foto con cartel, claro.
Una vez que cruzamos el pueblo fuimos directamente a comprar los pasajes para asegurarnos no necesitar pasar la noche ahí. No recuerdo algún tema particular. Era un localcito, unos banquitos para esperas, bien chiquito, y lo que conseguimos fueron unos pasajes hasta Montevideo, a la noche.
Recorrimos un poco la avenida fronteriza con algo de cuidado, pero no había nada como para detenerse y decidimos acampar en la plaza, merendar como correspondía. Pasamos por un super, baño de placita y fue cuando se nos pegó una chica con un niño. Nunca supimos realmente lo que pretendía. Si vender algo más que un momento de intercambio de palabras o simplemente una charla charrúa en el aburrimiento de una madre en la plaza. Extraño momento. Extraña sensación.
El sol fue cayendo y nuestra vulnerabilidad se hacía cada vez más grande en ese descampado eterno en país ajeno y ciudad fronteriza y extraña. Decidimos acobijarnos en el local desde donde salía el micro. De todas formas teníamos que jugar al lego desarmando los caballos de guerra.

Recorrido: Cabo Polonio – Chuy: 106 kms / 5:38´ / 18,8 km/h promedio.

Capítulo 9. Día agitado
Tuve que pedir refuerzos para recordar la última noche y el regreso a casa ese sábado. Calculo fueron varios los motivos. Buena falta de memoria (debería recurrir a un par de tatuajes ya), el cansancio arrollador y porque no pensar que el objetivo ya estaba logrado y que lo que venía luego era secundario. Pero teníamos que ver la forma de regresar, y pedalear un par de kms no estaba ya en nuestros planes.
Supongamos entonces (quizás cambiemos esta parte si a Paul no le agrada por su precisión las suposiciones), salimos 1:30 AM de Chuy y arribamos a Montevideo tipo 6 AM. Si recuerdo esa madrugada donde volvimos a armar las bicis en la terminal de Montevideo para ver si lográbamos colarnos (pagando) en el Buquebus. Cruzamos la ciudad de madrugada, áspera y no apta para turistas o cardíacos. Llegamos a la terminal fluvial y ….bue…supongamos por un momento que estaba cerrada o que no había más pasajes. Sepan disculpar, pero insisto. No es relevante. Lo importante es que cerramos una especie de “paquetito” en donde nos llevaban a Colonia en ómnibus y luego de Colonia a BA en un Ferrylineas.
Desarmar, armar, desarmar, armar. Las bicis falseadas y expertos en desarmes viajamos a Colonia esa mañana temprano para embarcar luego en Colonia al ferry que nos dejó pasado el mediodía en Puerto Madero…. Sur. Si Sur, y seguíamos sumando kms.
La última parada obligada la hicimos en el Mc de Libertador en Olivos. Fue una especie de despedida. El viaje realmente estaba terminando y para extender un poquito todo nos invitamos unas buenas hamburguesas dobles colmadas de fritas de manera de limpiar un poco el estómago y cargar calorías de las buenas. A las 15 horas de ese día, final de un viaje inolvidable.

Van los agradecimientos. A las familias, padres y madres, sponsores…y sobre todo y aprovechando que todo este bodoque de palabras lo escribí yo…a Paul, el amigo de la vida con el que desde que tenemos 6 años cada uno venimos escribiendo historias como estas en el corazón.
This is the end, my friend.
MM
Resumen de la película (para fanáticos)
# Día Origen Destino Tiempo neto (hs) Kms
1 Sábado Acassuso Colonia 5,5 91
2 Domingo Colonia Punta Valdez 7,5 118
3 Lunes Punta Valdez Atlántida 7 107
4 Martes Atlántida Punta del Este 6,5 98
5 Miércoles Punta del Este La Paloma 6 123
6 Jueves La Paloma Cabo Polonio 2 52
7 Viernes Cabo Polonio Chuy 5,8 106
8 Sábado Chuy Acassuso 1,5 25
41,8 720


Saludos!!

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cervelo p3

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Bicicletas robadas

15/03/24 16:10

Venzo Yety Robada

Me robaron esta bici marca Venzo, modelo Yety, rodado 26 con 21 cambios. Me la robaron hace unas 12hs por la localidad de La lonja, Pilar, Buenos Aires. Se metieron a mi casa, los aparatos de la velocidades q van en el manubrio estan rayados, el tamaño del cuadro es L. Si llegan a verla publicada,

15/03/24 16:02

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03/03/24 11:57

Publicada en Marketplace

La veo publicada en marketplace por 100.000 pesos, evidentemente es R O B A D A. La Descripción es de alguien que no tiene idea de lo que es una CUBE

03/03/24 11:52

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28/02/24 04:00

Specialized sirrus x 2.0

Someone stolen my bike in my job, Hersham 28 Lyon Road Let me know if you see. It is my transport to go my job Thanks

25/02/24 20:38

Robo de bici Trek en La Paz, BCS, México

El día 19 de febrero las 4:24 pm me robaron mi bicicleta marca Trek modelo Procaliber 6 color negro mate, rodada 29. El robo de la bicicleta ocurrió afuera de la librería Educal ubicada en la calle 16 de septiembre en el centro de La Paz, BCS. Les agradeceré cualquier información por si es que

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