Volando en Nogolí - SL 4

Volando en Nogolí (San Luis) con mis amigos, los pájaros. Antes hubo que subir, la crónica de cómo fue:

02-11-2016

De San Francisco a Nogolí fui por la ruta provincial 3 que corre paralela a la 146. Se trata de un camino arenoso casi en desuso que se desarrolla pegado al cordón serrano e inmerso en monte nativo de tipo chaqueño. Tuve la suerte de encontrarlo en excelente estado ya que momentos antes de que yo pase habían terminado de arreglarlo como me confirmaron los operarios que se bajaban de las máquinas dando por concluído su trabajo. Muy buena suerte; además el viento estaba en contra pero casi en calma y al ser del sur el día estaba fresco. Subidas y bajadas pero nada exagerado. 80 km en total: 70 hasta Nogolí y 10 km más buscando alojamiento. Porque muchos estaban cerrados y me revotaron de otros, por viajar en bicicleta, con las más absurdas excusas. La paradoja es que si hubiese ido en auto habría seguido de largo ya que el atractivo está en el camino que cruza las sierras y el dique que queda de paso. Sobraba tiempo y algo de energía y podría haber seguido 40 km más al sur e ir a San Luis donde salen micros directos a Mar del Plata pero el cruce quería hacerlo sí o sí por lo que terminé en un lugar de dudosa higiene donde me sacaron la cabeza (me habrán visto dar vueltas por el pueblo).

03-11-2016

Día de mucho calor y entre una cosa y otra (visita al dique, fotos, desvío por un camino que va al hotel de montaña, comer la vianda junto a un arroyo, un poco de boludeo, etc) empecé el duro ascenso pasado el mediodía. Recomiendo al viajero que quiera hacer este recorrido que salga a la mañana, bien temprano, para llegar arriba antes de que haga calor. Lo bueno es que el viento estaba prácticamente en calma y el cielo totalmente despejado para ver bien los paisajes, pero el sol...

Desde Nogolí hasta Río Grande (la ruta va de un embalse a otro) son 50 km; de mi lado 20 km de subida constante desde los 800 mts hasta casi los 2.100. Si vamos a la pendiente promedio, quizás no sea tanta, el tema es que los primeros kilómetros (digamos 10) son relativamente suaves pero después se pone cada vez peor, hasta los últimos 5 km que no dan tregua. Ahí fue cuando me percaté que me quedaba muy poca agua. Casi 35 grados, sin sombra en ningún lugar. 2 litros de agua y 1 de powerate no alcanzaron. Fue terrible pero lo que me tranquilizaba era el hecho de que tenía toda la tarde para llegar (no me apuraba la noche como en otras de mis salidas) y cuando vi por fin el cartel con el autito bajando, después de tantos de los otros, la alegría fue inmensa. Cambié gorra por casco; perdonenme pero fue imposible tenerlo puesto en el ascenso y habiéndome costado tanto subir, me lancé para abajo con toda la furia: máxima de 69 km/h (en ese momento me empecé a reir estilo los villanos de las películas de superhéroes) y las curvas tocando poco los frenos (una la hice a 56 km/h). Después empecé a parar para sacar fotos: estaba haciendo cicloturismo y quería disfrutar de un lugar por el que quizás no pase más en mi vida. De este lado, el camino desciende pero no es como la parte desde Nogolí, también aparece alguna subida cada tanto y grande fue mi sorpresa cuando vi que, antes de llegar al dique, había que trepar otro cerro, no muy alto pero con una pendiente más que respetable. Muerto de sed llegué a un punto en el que me dije: "basta, yo no subo más nada" y me bajé e hice los últimos metros caminando. Esta vez sí, el descenso fue definitivo y al llegar a un comercio en el pueblo de Río Grande me compré una heladera entera de bebidas. Después fui al vecino El Trapiche donde hice noche.