Epecuén, tierra de leyendas

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#440972Fecha: 28-01-2012

Hola amigos, venimos nuevamente a convidar con algunas fotos y pensamientos que robamos durante el recorrido que Los Reynolds hicimos algún tiempo atrás.. Este conjunto de fotos muestran algo de lo que pudimos vivir en las ruinas de Lago Epecuén, antigua villa turística destruida por una colosal inundación que la dejó durante dos décadas bajo 7 metros de agua tan salada como la del Mar Muerto.No vale la pena intentar un relato sobre la historia del afamado balneario. Bastara con dejar planteado nuestro rechazo a la boludamente útil lectura que atribuye el evento a "la fuerza de la naturaleza que lleva por delante la imprudencia y soberbia del hombre", y reivindicar aquella que la vincula a la condición eminentemente política y económica que tuvo el proceso, producto de un perfectamente nefasto encadenamiento de mezquindades que involucran a terratenientes enriquecidos por las obras del canal Ameghino, generosos proveedores de material de relleno de terraplenes de defensa y, bueno, los infaltables golpistas de bigotes...
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Como parte del recorrido que nos traía desde Pigüé y Puan, y que pretendía llevarnos hasta Saturno y más allá, fuimos a dar, luego de una serie de contactos, con don Pablo Novak, conocido en la zona como "el último habitante de Epecuén". Se trata de un épico personaje que se negó a recular ante la muerte salobre que avanzaba ola tras ola y, aún tras haber perdido absolutamente todo, se afirmó como un hombre, y se plantó en su tierra natal para no irse jamás.Por las tardes se sienta en la irreconocible esquina de Av. De Mayo y Mitre a sentir el demoledor atardecer sobre el lago, que como una brasa caliente rebalsa ardor y pena por los recuerdos que aviva de la gran tragedia. Él, Pablo, con el aplomo de un eterno, acomoda su gorra y hunde su mirada en las sombras contorneadas por los escombros y el ocaso, y entonces, acaso ensoñado por evocaciones de las alegres canciones de las tertulias de la antigua villa, mira de reojo al lago, como manteniéndolo a raya y advirtiéndole que esa es su esquina y que de ahí ni muerto se mueve.Lo que más sorprende de don Pablo no es su tenacidad, su altivez y su infinita capacidad de sobreponerse a todo, no. Lo que más sorprende de don Pablo es su simpleza y su bondad, capaz de recibir como hijos a 4 bacterios cubiertos de oprobio y cansancio, darles posada y compartir su historia. Y así extender su invitación a todo aquel viajero que quiera acampar en los fondos de su rancho y compartir un rato con una persona de verdad.Con él trepamos los "miradores" que los ingenieros prohíben por peligro de derrumbe, con él recorrimos las calles llenas de alegría y elegancia del verano del '60, con él repasamos las tomas de Pino Solanas durante las filmaciones del '92, con él descubrimos que los cajones sí flotan y que los peludos no hacen distingos en la carroña, y con él aprendimos como enterrar a nuestros antiguos.Gracias Pablo por tus relatos sobre la vida y la muerte, por tu sinceridad, por la liebre en escabeche y por los mates cimarrones. El tiempo nos juntará nuevamente.Dios perdone a los verdugos por tanto dolor.Epecuén, 10 de diciembre de 2.011Don Pablo recibe a todo aquel biker que quiera acampar en Epecuén en vez de hacerlo en Carhué o Guaminí. La entrada a su rancho se ubica hacia la salida a la Estacion, a mano derecha. Es la única persona que reside en Epecuén.