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Salta-Noticias de 1939

algo que encontre en El Tribuno de Salta del domingo y queria compartirlo... Algo de mi Salta querida
Ahora que la comuna local reconstruye una parte de la platabanda de la avenida Sarmiento, es oportuno recordar una competencia que se hizo en esa arteria, allá por el año 1939. Hacía poco que la Sarmiento había estrenado platabanda y pavimento, cuando el barrio del "Veinte" fue testigo de una carrera entre Cruz, famoso ciclista del vecindario, y Torres, un jinete que vivía por el Matadero, pero que por cuestiones de faldas visitaba asiduamente la zona. Llegaba en un brioso bayo que, según decía, tenía varias cuadreras en su haber. Un domingo por la tarde Torres cruzó la ciudad y por la flamante Sarmiento marchó en su caballo escarceador y coscojero, floreándose con breves piques y frenadas. Iba altivo y arrancando expresiones de admiración entre las chicas que paseaban por el lugar. Haciendo chispear los cascos, cruzó las vías del tren y, cuando estaba a metros del monumento, escuchó que alguien le gritaba: "Che Torres, te desafío a una carreriada desde el Hospital del Milagro al monumento. Yo en mi bici y vos en tu matungo... Cien pesos y una damajuana de vino, ¿ah?".
Torres, que conocía al gritón, tomó en broma el desafío y, parado en el estribo, contestó: "¿Y vos llamás bici a ese espaldar de cama?". El ciclista volvió al ataque y, mientras hacía flamear un billete de cien pesos, gritaba: "Si no te animás dejemos, no vaya a ser que en un trote a tu matungo se le caiga un hueso". Una carcajada general de los paseantes hizo que el gaucho reconsiderara: "Meta, acepto, pero por doscientos, che". De inmediato, y con la ayuda de comedidos que nunca faltan, se formalizó la apuesta. Un vecino -Arias-, abogado, en el acto se hizo cargo de la apuesta, en tanto que otro curioso dispuso que el punto de partida sea la esquina de Leguizamón y Sarmiento, y la llegada, la rotonda del "Veinte". Por seguridad, se pusieron controles en las esquinas, en tanto que "Bellavista" Granado se ocuparía desde su automóvil de abrir cancha a los competidores haciendo sonar la corneta de aire. Y, mientras se hacían los preparativos, la gente se fue juntando a lo largo de las ocho cuadras de la Sarmiento. Cuentan que hasta médicos y enfermeros del Milagro salieron a mosquetear la puja entre la herradura y el pedal. Cuando todo estuvo listo, una bomba de estruendo anunció la partida y ambos salieron "fierro" a fondo. El caballo patinó un poco en el cemento. El ciclista aprovechó para embalar y ventajear al jinete. Por la Rivadavia pasaron parejos, pero un perro hizo trastabillar al ciclista quien, luego de estabilizar su máquina, igualó al equino, marchando herradura y goma en una sola línea. Como exhalación pasaron por la Entre Ríos, pero cuando estaban a escasa distancia del paso a nivel del ferrocarril, las barreras comenzaron a bajar por el tren que venía de Quijano. Esto casi termina con la carrera, ya que ambos ni se inmutaron y cruzaron como saetas por las vías.
Un final reñido
Faltando una cuadra para llegar al monumento, sobre el carril de los competidores apareció de improviso un camión leñero. El jinete, para evitar un choque frontal, trepó a la vereda y, con idéntica intención, el ciclista fue a parar a la platabanda, cayendo ambos a tierra. Y aquí vino lo tragicómico de la puja. Ya recuperados, ambos hicieron los últimos cincuenta metros a pie y, sin sacarse ventaja, llegaron a la meta hermanados. De inmediato fueron aclamados por una multitud de hinchas circunstanciales que se habían dado cita al lugar. Cuando el tumulto aplacó, apareció el juez de llegada y, voz en cuello, dijo: "Empate". De inmediato jinete y ciclista lo tomaron a las trompadas, originándose una gresca descomunal que terminó cuando intervino la policía y los alojó en los calabozos de la Central de Policía.