Guaminí-Carhué-Puán

Parte de mi viaje de Guaminí a Coronel Pringles. Organizado con muy poco tiempo, ya que cambié el destino a último momento, que iba a ser las sierras centrales de San Luis, por cuestiones climáticas.

11-11-2015

Mi recorrido empezó en Guaminí motivado especialmente por la obra de Salamone, la laguna del monte (foto principal), la cercanía a Epecuén y el omnibus directo de Mar del Plata. Tuve la suerte de llegar en un momento en el que había mucha agua; la brisa que traía aroma a sal me hacía pensar que estaba a orillas del mar.

Ya a la tarde, tomé un camino hacia Carhué. Casi al instante, se me apareció un patrullero rural y un policía me empezó a interrogar insistentemente, porque yo le parecía sospechoso; me pidió el documento pero no lo encontré. Siguieron las preguntas hasta que por fin me dijo: "Ah, vos vas a Epecuén, está bien". Entonces me advirtió que tenga cuidado porque si me veían "así" y encima "indocumentado" me iban a llevar por averiguación de antecedentes. Le pregunté si por "así" se refería a "viajando en bicicleta" y me respondió que sí (!?!?).

El viaje fue medio a ciegas, sin gps, sin haber estudiado los caminos por falta de tiempo y dependía muchas veces de las indicaciones de otros. Por eso, cuando dieron una mal, tomé el desvío equivocado. Al darme cuenta preferí continuar porque el camino iba más o menos en la misma dirección
y no quería volver, no sea cosa de encontrarme de nuevo con la policía y, al no poder justificar la vuelta, ¡terminar preso!.

Pero después de que la senda se desviase más y más empecé a preocuparme. Por suerte, pasó una camioneta y un hombre de Arroyo Venado me dijo que iba para Carhué y que me llevaba. Yo le pedí si me podía "corregir la trayectoría" y me dejó en una intersección que me conduciría a Epecuén sin problemas. Así después de pedalear casualmente la misma distancia que tenía prevista, pero por otro lado, arribé a Epecuén (nota aparte) y después a Carhué, bordeando el lago, viendo el sol ponerse sobre las aguas en un atardecer fantástico.

12-11-2015

El día amaneció lluvioso pero, de todas formas salí, para intentar llegar a Pigué y cruzar el Abra del Hinojo al otro día con sol. La jornada estuvo marcada por el viento en contra fuerte y la lluvia intensa. No me preocupé porque era un trayecto que se podía hacer con agua. Pero a las sierras quería llegar a pleno sol, ni siquiera nublado, para poder disfrutar del paisaje. Al llegar a Puán decidí buscar un albergue barato porque el diluvio era insoportable y no quería mojarme más. Toda la tarde siguió lloviendo y no pude conocer mucho del pueblo, salvo lo poco que recorrí al otro día antes de partir. Pero logré el objetivo de estar a tiro de las sierras y aprovechar el sol pronosticado antes de que empezaran de nuevo las lluvias traídas por el niño.