Garganta del diablo en Tilcara - NOA 5

Sábado 4 de octubre:

Después de la tormenta de ayer de la que no queda ni rastros de barro (la tierra es tan seca acá que absorve toda el agua inmediatamente) salgo a recorrer Tilcara. Me encuentro en medio de las fiestas patronales. Esta celebración religiosa tiene algo inexplicable que no puedo comprender; me emociona a mí, ateo/agnóstico de una manera profunda. Me quedo largo rato observando las bandas de sikus, percusión, en fin, todo el colorido de la fiesta y, como me viene pasando a menudo, retomo el pedaleo al mediodía para encarar la peor parte del ascenso a pleno sol. Esta vez para llegar a la Garganta del Diablo, cañón formado por la erosión del río Huasamayo a través de los eones. Curvas, contracurvas y una vista panorámica excelente del pueblo y la quebrada cada vez a mayot altura. Plato mediano hasta las antenas donde se complica un poco más. El sol pega muchísimo y otra vez el problema en los ojos. Ahora tengo lentes oscuros, pero resulta que exageré con el protector solar y se me va metiendo en los ojos con la transpiración.

Llego a la entrada a la garganta, hay que dejar la bicicleta y continuar a pie. Bajando y caminando por el lecho del río se arriba a una cascada de unos 15 metros de altura; nada que ver a la Garganta del Diablo misionera pero muy bonita especialmente por el entorno.

Me reencuentro con mi bicicleta en el camino. Sé que continúa 100 kilómetros más hasta la selva del Parque Nacional Calilegua atravesando las montañas, por momentos transformándose en sendero de mulas al borde de la cornisa. Debe ser extremadamente difícil pero me tienta para hacerlo en un viaje futuro. Por ahora, dan ganas de seguirlo un poco más pero casi no puedo abrir los ojos, además tengo muchísima hambre y debo bajar a Tilcara a comer algo. El descenso alucinante: cornisa y piedras sueltas. Terrible llantazo sin consecuencias más que un cambio de cámara. Mi maxxis wormdrive trasera sale incólume ¡y parecía tan débil y de poco agarre!.