Yala - NOA 2
30 de septiembre a la tarde:
Después de almorzar en El Carmen continúo hasta Yala, localidad al norte de la capital jujeña. Mi idea es hacer un camino más de montaña pasando por San Antonio y el dique Los Alisos pero, como arrastro cansancio del día anterior, me decido a ir por el camino más directo.
Hasta Jujuy la ruta es descendente pero muy poco atractiva paisajísticamente. No tengo lentes de sol y entre la radiación solar y el polvo hacen que tenga que pedalear todo el camino con el ojo izquierdo cerrado y el derecho entreabierto. Es la etapa más fea de mi viaje. Andar en bicicleta muchas veces es una combinación de esfuerzo/dolor y placer pero este trayecto es pura tortura sin ningún atenuante.
Al llegar a la entrada a la capital me decido a ir por autopista porque no confío en la colectora. Un solo carril, obra en construcción, polvo volando por todos lados, máquinas y todos los vehículos pasando por una reducida calzada; muy estresante. Luego sigue un ascenso hasta
Yala. Ya no puedo abrir los ojos por el dolor y tengo que ir a la salita de primeros auxilios a que me pongan
unas gotas. Duermo siesta toda la tarde, me levanto a cenar y vuelta a la cama. Apenas 45 km pero nada agradables. (Primera foto secundaria).
1 de octubre
La idea de parar en Yala es hacer el circuito de las lagunas, pero que no puedo concretar. Lo poco que recorro, apenas el preámbulo es increíble. Si pasan por la ruta 9 no dejen de hacer esta vuelta hasta Jardín de Reyes, de lo mejor del viaje por lo poco que pude ver.
Con mis ojos ya recuperados, salgo temprano a la mañana pero veo que llovizna y la montaña que debo subir toda cubierta de nubes. Tengo que cancelar e ir a San Salvador de Jujuy a comprar anteojos de sol y otras cosas; voy en colectivo.
Lluvia todo el día y a la tarde para. A última hora salgo a dar una vuelta por el pueblo de Yala y alrededores con media caramañola de agua, sin la linterna. Al ver el camino que sube a las lagunas me mando para probar qué tal es, ya frustrada la salida completa. Noto la bicicleta ligera, después de sacar las alforjas, y empiezo a subir a buen ritmo. Son más de las 6 de la tarde pero el camino me incita a continuar hacia arriba, pido agua en una casa. El asfalto se transforma en tierra, algo de piedra suelta, cornisa, vegetación selvática, es increíble.
Lamentablemente casi llegando al final de la trepada me engulle la oscuridad. No puedo ir por senderos a las lagunas propiamente dichas y tengo que emprender la vuelta.
Es noche cerrada, sin luz, y bajo por camino de tierra, barro y piedras. El momento de más adrenalina de mi viaje, hasta ahora (días después, al final de mi recorrido, rumbo a los 4.000 metros s.n.m del Abra del Cóndor, me espera algo mucho peor). Primero bajo a 30 km/h luego a 20 y termino a unos 15 y ¡hasta 10 km/h! (estimo, porque el ciclocomputador no se ve) cuando ya no se ve nada y después de una casi caída de la que logro zafar. Al llegar al asfalto y con alumbrado ya no freno más. ¡Increíblemente tardo en subir algo más de una hora y casi el mismo tiempo en bajar!
Lo poco que puedo ver del lugar es de lo mejor del viaje. Si tienen oportunidad, no dejen de ir al Parque Provincial Potrero de Yala, recorran los senderos, hagan el circuito completo. (El resto de las fotos son de esta salida)