Fotos de bikers, accesorios, novedades y todo lo relacionado al ciclismo
se me hace largo para las vacaciones!

0 | 0 |
De Ushuaia a Alaska en bici!
Cruzarte con una manada de osos, que Martin Sheen te levante en la ruta, amanecer con el resoplido de un búfalo en la cara, conocer a Nadal. Todo esto te puede pasar si, como este abogado de 30 años, salís por el mundo en bici con una única filosofía:dejar que las cosas sucedan
Cruzarte con una manada de osos, que Martin Sheen te levante en la ruta, amanecer con el resoplido de un búfalo en la cara, conocer a Nadal. Todo esto te puede pasar si, como este abogado de 30 años, salís por el mundo en bici con una única filosofía:dejar que las cosas sucedan
Hacía mucho frío y el silencio era brutal. Pero era la última gran barrera antes de llegar a casa. Ya había cruzado la subida más alta del Paso de Jama, que une Chile con la Argentina, y armé la carpa al final de una bajada, contra un viento de 35 kilómetros por hora. La nieve que cubría la ruta formaba paredes de tres metros de altura. Y con los ocho grados bajo cero, se me congelaron las botellas de agua. Me puse casi todo el abrigo que traía: un gorro de lana, una campera, un polar, una remera, dos pantalones, dos pares de guantes y de medias, y doble bolsa de dormir. Me acosté antes de que se fuera el sol. Mi respiración era lo único que se escuchaba. Tenía taquicardia y la cabeza me estallaba, pero sabía que era por los 4.600 metros de altura y eso, de alguna manera, me tranquilizaba. Pensé en todo lo que había vivido y no podía creer dónde estaba.
Soy Sebastián Espina, pero todos me dice Tatán, tengo 30 años y soy abogado. El 7 de julio de 2012, volé hacia Alaska con un objetivo: bajar pedaleando hasta Ushuaia. Arranqué con dos amigos, pero a mitad de camino y por motivos que no vienen al caso, nos separamos, así que seguí solo. No me asustó la idea porque ya había viajado otras dos veces en bicicleta. Esta vez recorrí con mi mountain bike 23.300 kilómetros y quince países: Canadá, Estados Unidos, México, Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina. El 26 de septiembre pasado, después de quince meses de viaje, volví a Alta Gracia, mi ciudad cordobesa.
Siempre me preguntan si me entreno antes de viajar, y me río porque lo único que hago es jugar al fútbol los domingos. Pero para moverme de un lado a otro uso siempre la bicicleta. Creo que el estado físico lo voy agarrando en el camino. Durante la travesía dormía en donde podía: al costado de la ruta, debajo de puentes, en iglesias de más de quinientos años de antigüedad, en estaciones de bomberos y en celdas de comisarías de pueblo, después de haber pedaleado durante once horas y de haber recorrido unos 100 o 130 kilómetros, que era la distancia diaria que promediaba.
Me crucé con desertores de la guerra de Vietnam que se habían escondido en los bosques del norte de Yukón y con un americano que participó de un comando destinado a desarmar cocinas de cocaína en Colombia. También buceé con tortugas en México y mantarrayas en Belice. Y los 30 los festejé en la ciudad de Grecia (Costa Rica). Vino mi novia de San Francisco, los amigos con los que arranqué el viaje y también se sumó gente que conocimos ahí. Cuando necesité efectivo, coseché manzanas en el Valle de Okanagan, trabajé como actor en una publicidad de galletitas en Lima, como pintor, carpintero, jardinero, y junté latitas de cerveza en una fiesta a cambio de alojamiento y comida.
"Me preguntan si me entreno antes de viajar, y me río porque lo único que hago es jugar al fútbol los domingos. Pero para moverme de un lado a otro uso la bicicleta"
Nunca quise seguir una carrera tradicional, pero me metí en abogacía porque tenía que estudiar algo. Lo que verdaderamente me interesaba era viajar y, desde los 20 años, venía ahorrando. Empecé como la mayoría: aviones, mochila, hostels. Y aunque tuviera plata, salía de mi casa con muy poco. Estaba trabajando en un restaurante de Ibiza cuando un amigo me contó que pensaba viajar en bicicleta. Quedé alucinado con la idea, pero sentí que en ese momento no estaba mentalmente preparado. Y en ese tipo de experiencias, la cabeza es fundamental. Volví a la Argentina y, ya con el título de abogado, si no me inventaba una buena excusa para tomarme el palo, tenía que ponerme a laburar. Así que por doscientos pesos le compré una mountain bike a una amiga; le añadí un carrito y salí a recorrer Sudamérica. Ese fue el primero de los tres viajes en bicicleta.
El segundo fue en Nueva Zelanda y, en el tercero -este-, me propuse bajar desde Alaska hasta Ushuaia. Para este último viaje reemplacé el trailercito que usé en los anteriores por unas bolsas para bicicleta. Cargué 45 kilos, distribuidos entre el equipo de acampar, una cocinita que funciona con cualquier tipo de combustible, comida (arroz con atún hasta el cansancio), ropa, herramientas y una netbook. Planificaba los recorridos a grandes rasgos y día a día decidía hacia dónde ir. Y sigo usando una mountain bike porque, como es común, se consiguen los repuestos en todos lados.
Lo cierto es que ni la bici buena ni los patrocinadores pedalean por vos. Al final, lo único importante son las piernas y la cabeza. Llega un momento en que el cuerpo deja de sentir dolor o cansancio. Pero hay que saber manejar la ansiedad, son muchas horas arriba de la bicicleta. Te puede tocar una lluvia durante cinco días y, aunque el cuerpo no soporte, hay algo que lo tiene que empujar. Hay que resistir mentalmente y no dejar que las condiciones climáticas te hinchen las pelotas. Uno se vuelve una especie de meditador pedaleante. Al principio se te cruzan mil ideas, pero después te vas calmando y empezás a aprender de lo que te pasa. Es fundamental no subestimar ninguna distancia, porque cuando pensás "esto es una papa", uno se prepara menos mentalmente. Una vez tenía que hacer solo treinta kilómetros: qué te vas a imaginar lo difícil que puede resultar una distancia tan corta. Era en la ruta 1 de Baja California, en México, y me agarró una tormenta que casi me muero de hipotermia, porque venía de una subida muy larga y, cuando llegué al final, se me reventó la rueda delantera y tuve que frenar. De golpe se me vino encima todo el frío y me empezó a bajar mucho la temperatura. Me temblaban las manos y no podía cambiar la cubierta.
En los momentos difíciles, hay que recordar que es la cabeza la que puede correr los límites. Y es importante ser consciente de que la lluvia, el viento en contra y las subidas también son parte del viaje, y no hay que dejar que te carguen de negatividad. Otra tarea dura es aprender a manejar el hambre. Porque algunas veces no podés parar a comer porque estás en el medio de la nada o porque no conviene. Y también aguantarte la interacción con la gente por más cansado que estés, porque necesitás conseguir alojamiento. Yo ya sabía qué decir o cómo moverme físicamente para que me invitaran a comer a una casa. Vas desarrollando una habilidad para caer simpático.
Un día estaba haciendo dedo en una estación de servicio porque quería volver a San Francisco para visitar a mi novia una vez más antes de seguir, y veo al actor estadounidense Martin Sheen. Aceptó llevarme unos cincuenta kilómetros, pero al principio estaba serio, casi no hablaba. Pensaba "¿qué onda con este?". Pero después el tipo se soltó y nos pusimos a charlar. Cuando me tenía que dejar, me llevó a la estación de tren porque decía que nadie me iba a levantar por ahí. Cuando lo estaba por saludar, el tipo se bajó conmigo, fue hasta la boletería, pidió el pasaje y pagó los ochenta dólares que valía. Esa vez llegué un día antes de lo previsto. Pero también están los que ni te miran a la cara cuando les pedís que te dejen armar la carpa.
Entre las cosas que me sorprendieron puedo nombrar los animales salvajes que cruzamos en la ruta Alcan, que atraviesa Canadá. Todavía estaba con los chicos cuando vimos un par de osos y una manada de búfalos. Nos habían advertido del peligro y teníamos gas pimienta. Pero hay dos tipos de osos; con una especie, casi no tenés chances y lo mejor es hacerte el muerto, según dicen; a los de la otra, en cambio, tenés que enfrentarlos. Por suerte, no nos atacaron.
Al día siguiente de cruzar la manada, acampamos en un lugar en el que pensamos que habían dormido unos australianos que nos llevaban dos días de ventaja, porque el pasto estaba aplastado. Después nos dimos cuenta de que eran las huellas de estas bestias. Nos instalamos en las carpas y al amanecer me despertó un resoplido. Pensé en un oso. Pero cuando abrí el cierre y miré para la ruta vi un búfalo enorme, de costado, clavándome los ojos. Creo que me miró fijo por veinte segundos, pero para mí fue eterno. Hasta que giró y se alejó a paso lento.
Pero lo más increíble me pasó en Acapulco. Primero conseguí que me dieran una acreditación de prensa para un torneo de tenis de ATP e invitaciones para las fiestas de los tenistas. Charlé con Willy Cañas y con la embajadora argentina en México, Patricia Vaca Narvaja. Le caí simpático a un mexicano y me dieron un pase para el vip. Ahí se me acercó una periodista porque le habían contado que estaba viajando en bicicleta. Al rato vino Rafa Nadal, creo que con algunas copas de más, y elogió los ojos de una chica. Era muy gracioso porque cada tanto se sumaba alguno y se presentaba: "Hola, soy el manager de tal", y esperaban que me presentara: "No, bueno. yo, en realidad, estoy viajando en bicicleta". Después ya se cagaban de risa.
Este mes arranco con el tramo que me falta, pero va a ser distinto porque me va a acompañar mi novia, Candela.
Cada día es un desafío porque no sabés dónde vas a dormir, qué vas a comer ni qué te espera. Pero yo no me preocupo. Ni siquiera tengo seguro médico, porque va en contra de mi filosofía pensar en lo que podría pasar como una amenaza. Todos me dicen: "¿Y si te pasa?". Y, bueno, veré qué hacer. El temor es lo que te obliga a laburar en algo que no te gusta y, al final, te das cuenta de que viviste toda tu vida con miedo a que te pasara algo. Mi capital es el tiempo. Vivo el presente y sin planes. Lo que me motiva es encontrar soluciones creativas a los problemas que yo mismo me creo. Esa idea de salirse del área de confort y arriesgarse.
Me gusta abrir el paracaídas cada vez más cerca del suelo.
Buscados para comprar
22/04/25 18:54
rock shox sid o mag 21 para rodado 26"
Compro amortiguación delantera para rodado 26" ROCK SHOX SID CON CONTROL MANUAL O REMOTO O ROCK SHOX MAG 21 PARA MEDIDA 1 1/18 AHEAD07/04/25 19:01
Compro horkilla de DH
BUENAS COMPRO HORKILLA DE DH11/02/25 20:51
Compro Zenith Saka CMP

06/02/25 01:30
Busco specialized demo 8

25/01/25 11:44
Busco ruedas 27.5
Busco ruedas 27.5 con cubiertas 2.1 o 2.2 completas freno a disco, nada demasiado caro, es para reformar una bici rodado 26 antigua. gracias.25/12/24 17:30
SLP 50 Pro R29

Canjes
12/04/25 11:30
Plato palanca XTR M960

02/04/25 08:36
Permuto Cannondale Rush slx 10x1 por DRONE DJI

26/02/25 13:54
PERMUTO MTB ENDURO X BICI DE TRIA O RUTERA
Permuto MTB ENDURO TALLE M BUSCO BICI DE TURA O TRIATLON TALLE S.20/11/24 11:17
canje dos bicis por una boost
canjeo dos Bicis: una scott RC 900 de 11V y otra oxea panther de Carbono 11 V. que están publicadas en la página por alguna bici scott o trek alta gama.04/11/24 15:10
Trek speed concept 2017

23/10/24 23:45
Permuto por bicicleta de triatlon o de crono

Bicicletas robadas
25/12/24 13:04
GIANT TALON2 AZUL OSCURO

24/12/24 08:41
Bici robada en Monte Grande

30/09/24 10:38
Robada Marca MOSSO

08/09/24 12:23
bici robada en Coto de San Telmo de Brasil y Perú
