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5000 km en Tándem. Quebrada de Astica, Valle Fértil
Amanece y el sol no se decide todavía a aparecer.
Salimos a pedalear después de unos mates. Está
fresco, nublado y amenazante.
Una vaca a la orilla del camino es la única
testigo del paso de la tándem por la ruta a esta
hora de la mañana, dos burritos traviesos se
suman.
Hemos partido de Las Tumanas donde acampamos a la
margen del río del mismo nombre, el asadito de
anoche renovó nuestras fuerzas y briosos esta
mañana partimos a despuntar el vicio por la
sierras. No hay viento y encaramos una subida
regular pero de fuerte inclinación, el velocímetro
indica apenas 18 ó 21 km por hora.
Nuestro plan del día es llegar en bici hasta
Astica e inmediatamente hacer un trekking a las
entrañas de las Sierras de Valle Fértil. En esta
ocasión vamos a combinar dos disciplinas para no
perdernos la belleza de las sierras como tampoco
la oportunidad de ver a los lugareños en su
hábitat agreste. Hemos planeado 60 km en tándem
más la caminata de por lo menos 4 horas, toda una
jornada de aventura que luego se transformaría en
un paseo inolvidable.
Llevamos casi 20 km, los que hemos pasado
alegremente y es entonces cuando la fogonera
anuncia que la rueda trasera está baja por lo
tanto detenemos la marcha, nos cercioramos del
desperfecto, decidimos cambiar la cámara (tenemos
3 repuestos) y cuando nos disponemos a inflar
descubrimos que el maldito inflador está inútil
(el otro de repuesto está en el campamento).
Una vez más y como en los últimos tiempos: "Un día
perfecto, una clima ideal, la compañía soñada, el
clima justo, la ruta en estado inigualable , el
lugar magistral, los tiempos planeados, el
despertar insuperable, el momento buscado y de
repente ... plaf! todo al demonio por la
inoportuna pinchadura!"
Ya no nos duelen los golpes bajos, en este viaje
hemos superado todos los récords. Entonces
esperamos un auto, hacemos dedo y Bea viaja a
buscar el auxilio, mientras tanto el capitán
camina con la tándem hacia el campamento.
Más tarde estamos camino a Astica hacia la
quebrada para hacer el trekking pero antes
buscamos cidras, un exquisito citrus del lugar,
para elaborar dulce con la receta de la ma de
Bea. No conseguimos el fruto porque se da en junio
o julio sin embargo encontramos ya el dulce
elaborado. En Mar Flor y atendidos por sus propios
dueños nos venden el exquisito dulce hecho por
ellos mismos, todo un privilegio.
Dejamos la tándem en casa del profe Díaz, armamos
las mochilas y partimos hacia la quebrada, nos
habían dicho que las lluvias incrementaron el
caudal del río y entonces teníamos que ir
preparados para cruzarlo muchas más veces que lo
normal.
Al poco andar nos encontramos con el Suizo
Rafael quién guiaba una excursión en su 4x4,
cruzamos unos afectuosos saludos y seguimos por el
serpenteante sendero.
Dejando atrás las quintas de frutales y después de
que terminan los postes de la luz la quebrada
comienza a cerrarse, sin embargo la belleza de su
vasta vegetación, el colorido de los cerros, el
trinar de los pájaros, las mil formas de los
cardones, las altas y verticales paredes de roca
que la flanquean nos sorprenden a cada paso y en
cada giro del sendero.
Acá te dejamos esta muestra en fotos de la
Quebrada de Astica, Sierras de Valle Fértil, San
Juan, Argentina.
De esta caminata nos llevamos las mejores
impresiones para los ojos, pero sobre todo para el
alma después de tratar con los lugareños, aquellos
que conservan tan fielmente las tradiciones y
respetan a rajatabla los valores de la vida.
En medio del monte, aislados de lo urbano los
vallistos de Argentina nos enseñan su modo de
vivir la vida.