Publicación:
Número: 215245

Triste y solitario final...

Triste y solitario final...

Cuando entré a H. Bell, todo parecía abandonado. Pero por ahí, al fondo, un hombre alto, con su perro y su bigote cuidaban unos chanchos que hociqueaban en la estación. Ese lugar da lástima, es lo único que se me ocurrió. No me quedé más de 10 minutos, seguí camino a Ramón Biaus.

Comentarios



Mensaje privado

De:
Para: