El doping electrónico, llegó para quedarse

Detectar motores ocultos en la bicicletas es bastante mas complejo de lo que uno pensaría. El método utilizado por los comisarios de la UCI se basa en un sensor de inducción magnética acoplado a un iPad, y como es tantos falsos positivos, los mismos tienden a ignorar cuando suenan las alarmas. En el artículo del enlace se relatan sólo dos ejemplos de cómo el apuro por escanear tantas bicis como sea posible al inicio de una etapa, unido a la poca fiabilidad del método utilizado, termina siendo completamente inútil para detectar el doping electrónico. Sin ir más lejos, en cada etapa del tour de Francia hay 22 equipos de 9 corredores, cada uno con hasta dos bicis de repuesto, además de la que usarán para correr. La pregunta es cómo sigue esto, siendo que un motor de ésta clase puede entregar entre 40 y 250 watts de potencia extra.