Día 3 y 4 Primer Cruce a la Cordillera Sanmartiniano en MTB por el Valle de Los Patos

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#446511Fecha: 22-02-2012

Día 3. Los Hornitos Superior (3300 msnm) – El Espinacito (4825 msnm)

De mañana salimos pensando en enfrentar nuestro día más duro ya que en nuestro camino del día se encontraba El Espinacito con sus 4825 msnm. Comenzamos el ascenso por el sendero que bordea un río de aguas muy claras, imposible pedalear por acá, las gran cantidad de piedras grandes son difíciles de sortear hasta caminando. Neri y Quito se adelantan y José y yo vamos un poco más atrás ya que mi compañero comienza a sentir un fuerte dolor en el aductor de la pierna izquierda producto de la larga cabalgata del día de ayer. José le pone voluntad y empeño pero después de más de 2 horas de esfuerzo decide subirse al caballo para evitar retrasar al resto.
Al mediodía descansamos en las Trincheras de Soler (3480 msnm), luego seguimos hacia Alto de Frías (3600 msnm) y con más de 7 horas de larga caminata llegamos al pie del Espinacito, yo no he podido pedalear ni un metro, y después de un breve descanso emprendemos el ascenso con José a caballo muy adolorido. Llegamos al fin hasta arriba y nos colma la alegría de encontrarnos con tan hermosa geografía, un paisaje que se asemeja mucho al de Ischigualasto y sus geoformas.
Flamea la celeste y blanco contagiando la emoción que seguramente debieron sentir aquellos soldados de San Martín después de lograr vencer esta cumbre tan dificultosa (4825 msnm). Rinde homenaje a esta gesta una única enorme piedra enclavada en la desierta cumbre y protectora de un pequeño recordatorio del paso del ejército de Los Andes por acá.
José sigue más complicado con su afección y por ello se decide detener la marcha en la base del Espinacito a pesar de no tener demasiada agua y nada de alimento para los animales. Hemos tenido que bajarlo del caballo en varias oportunidades, hemos tenido que hacer tramos a pie, hemos tenido que darle grandes períodos de descanso porque la fuerte molestia se ha transformado en una suerte de desgarro. Es admirable el coraje y tesón que tiene pero poco a poco la molestia lo va desmoronando.
El cielo estrellado, la noche exquisita, la temperatura varios grados bajo cero.

Día 4. El Espinacito (4825 msnm) – Refugio Sardinas (2900 msnm)

Esperamos ansiosos dentro de la carpa la salida del sol. Afuera está frio, en el arroyo el agua tiene una ancha capa de hielo que tuve que romper para poder cargar.
Acondiciono la bicicleta, me espera una gran bajada en serpenteante sendero de tierra blanda.
Los caballos salen primero, luego sale la mtb y posteriormente las mulas con la carga con los arrieros. Rápidamente obtengo una importante ventaja que aprovecho para sacar fotos y disfrutar del paisaje. Muchos guanacos a ambos lados del camino, en el fondo el Aconcagua.
Pasamos Los Lepes (4200 mnsm), las Vegas de Gallardo (3800 msnm) y en la Junta de Los Caminos en el Arroyo Blanco nos reagrupamos y almorzamos algo rápido. La huella de la bici en esta zona llamaría la atención de los gendarmes que conformaban la avanzada de la expedición del Gobernador.
La huella de los caballos que nos guía se sube a la falda de un cerro y se eleva distanciándose del arroyo, entonces en pocos metros estamos andando por el borde de un precipicio de más de 50 metros que se extiende a lo largo de unos 3 kilómetros aproximadamente. No es fácil circular por acá a pie, menos en bicicleta y sin embargo las mulas lo logran con absoluta seguridad dotadas de admirable paciencia en su paso a paso de cuatro patas.
Era el día de desquite. Pude pedalear más del 90% del trayecto del día.
De repente, después de pasar un alto, la gran vista… en el fondo allá abajo el Valle de Los Patos Sur, lo antecede una larga playa empedrada, alrededor cerros de mil colores entre los que se destacan con su blanco particular los llamados Yesos, en lo alto el Centinela de Piedra, el más alto de América: el Aconcagua.
Entramos por la parte Sur del Valle de Los Patos y nos lleva más de una hora alcanzar el refugio Sardinas (2900 msnm). Vemos flamear la bandera argentina a la distancia, en la margen derecha del valle y a medida que nos acercamos podemos admirar el sólido edificio.
Nos recibe el “ídolo” Ayala, suboficial gendarme a cargo del lugar. Su cortesía y amabilidad serían las constantes a los largo de los días que compartimos en este hermoso lugar.