BUENOS AIRES-MIRAMAR-NECOCHEA, 700 km costeando la provincia

Apenas había comenzado la primavera del 2003 cuando se me ocurrió realizar este viaje.
En los meses siguientes se me fue afirmando la idea, me interioricé sobre relatos de travesías, tome conciencia de lo que debía preparar y con unos viejos mapas planifiqué el recorrido.
Ya que en otras oportunidades había recorrido por un lado el sur de las costas bonaerenses a partir de Necochea, y por otro lado en una oportunidad pedaleé por el litoral desde Buenos Aires hasta el extremo norte de la provincia, la ciudad de San Nicolás de los Arroyos.
¡Que mejor que unirlos con una travesía costera! .
Durante el mes de Enero del 2004 me ví muy atareado terminando de armar de a ratos una bici que había destinado para cicloturismo, y equipándola convenientemente.
El 10 de Febrero a las 7.30Hs de la mañana ( 1:30Hs mas tarde de lo previsto) salí rumbo a la ciudad de La Plata. No había tenido tiempo de realizar alguna salida para probar la bici, que comprobé desde las primeras horas no estaba en óptimo estado. Así como pude, para no atrasarme mas de lo previsto ( debería haber partido el día anterior de acuerdo a mi planificación inicial) pedaleé con buena cadencia y suma atención ya que me desequilibraba con facilidad, tratando de alejarme de la urbe y todo el conurbano. Unas tres horas mas tarde, llegando al parque “Pereyra Iraola” y al comprobar que la rueda trasera estaba bastante descentrada lo que aumentaba notablemente mi esfuerzo al pedalear, decidí descansar un rato y ejecutar los ajustes mecánicos correspondientes. Después de un buen rato, bautizado con una pequeña llovizna, solucionado los inconvenientes, y repuesto de energías; me disponía a partir cuando ante mi sorpresa al levantar la mirada veo acercarse a “Ogheiro”, como me comento mas tarde que se llamaba. Un cicloturista “brasileño” que venía recorriendo 4000 KM ( ¡cuatro mil kilómetros!), desde “Bahía”, Brasil. Charlamos un rato, me contó que su viaje lo había comenzado hace ya cuatro meses, recorriendo toda la costa Brasileña y Uruguaya, para luego “cruzar el charco “y comenzar desde Buenos Aires su siguiente aventura tratando de llegar hasta Usuahia, la ciudad mas austral del mundo. Por el momento andaba medio perdido tratando de llegar a “La Plata”, para cambiar el descarrilador que venía fallando. Continuamos juntos unos cuantos kilómetros, donde me contó de los problemas y peripecias que había tenido en su larga travesía , como de otras anteriores que realizó en los últimos seis o siete años por distintos lugares del Brasil.
Sobre el mediodía llegué a La Plata, la ciudad de las diagonales, compré algunos víveres, paseé por el centro y entre consultas y deducciones me fui orientando hacia la ruta 11, para continuar viaje; llevo recorrido unos 70 km . Por las primeras horas de la tarde, ya camino a Magdalena, una parada no prevista; se aflojó un pedal a punto de caerse, lo reparo, aprovecho para comer y descanso un poco. Es una tarde con fuerte sol, aun así es notable la cantidad de mosquitos que molestan .
Continúo el viaje por ruta 11, que se encuentra en estado de regular a malo. Para las 18:30Hs llego a Magdalena (a unos 50 km de La Plata), una pequeña ciudad con un toque gauchesco; una breve parada, cargo las reservas de agua que se me habían agotado, me comunico por TE y prosigo el viaje aprovechando las pocas horas de luz que me quedan.
La ruta fue en un tiempo de asfalto, pero ahora esta totalmente tapada con tierra, aflorando este último de vez en cuando. De aquí en mas, por los próximos 80 km, la ruta provincial 11 es de ripio con abundancia de “serruchos”. Una importante mole de cemento va pasando a mi izquierda a medida que avanzo, es la penitenciaría de Magdalena; luego continúa un regimiento de infantería y mecanizados. Mas adelante se halla la reserva “El Destino”, fundada por Elsa Show de Pearson desde hace ya unos años. Ocasionalmente me detengo para tomar agua fresca de mi conservadora, pero aún en medio de la ruta y al sol revolotean decenas de mosquitos ávidos de utilizarme como su alimento.
Se fue la tarde, hace rato que dejó de andar mi ciclocomputadora y aunque me cueste decidirme debo encontrar un lugar para pasar la noche. Poco mas adelante encuentro una entrada a un campo sobre la margen derecha del camino con un pequeño monte muy apto para acampar. Previo baño de repelente desmonto el equipaje y armo el campamento, aún así son insoportables los miles de mosquitos que se divierten conmigo, utilizándome como blanco en un polígono de tiro.
La tenue luz de una luna menguante dibuja tras las copas de los árboles fantasmagóricas siluetas de luces y sombras, que se mecen por una cálida y leve brisa, son las 4:40hs de la madrugada y salgo de mi carpa para iniciar otra jornada.
Hago fuego para alejar a los insectos, tomo unos mates y voy levantando el campamento. Antes de las siete de la mañana estoy de nuevo pedaleando, es en ese momento que descubro en el cielo un hecho notable, me inquieta, me quedo observando anonadado y casi me decide a detenerme. Se trata del amanecer, ¡esta amaneciendo en el lugar equivocado!, si yo voy hacia el Sur debería amanecer a mi izquierda, y lo está haciendo a mi derecha, por ende voy hacia el Norte...¿estoy volviendo? .
Lentamente “se va corriendo “ el amanecer hasta acomodarse a mi derecha. Luego en un claro observo como la ruta da un inmenso rodeo por el motivo del campo militar.
A las 7:50 hs llego a “Punta Indio”, cargo agua en una sala de primeros auxilios, donde me advierten de su baja potabilidad en toda la zona por el alto grado de salitrocidad.
Estoy a pocas cuadras de los balnearios, pero no los visito, quiero aprovechar esta hermoso día para avanzar lo mas que pueda. Logré que vuelva a funcionar la computadora de la bici, y calculando lo que recorrí cuando estuvo inactiva, llevo apenas unos 160 km.
Pasadas las nueve de la mañana me deleito con la primer postal del Río de la Plata, que visualizo entre los claros del monte a unos 500 mts a mi derecha. Estoy atravesando toda una extensa zona protegida de flora y fauna autóctona, en especial el legendario “Tala”, sinónimo de “monte” en la llanura pampeana durante el siglo XIX, hoy en día casi no se lo ve. Poco después “Punta Piedras”, un pequeño poblado; continúa la reserva del Parque Costero del Sur . A lo largo de mi recorrido pude observar llamativos pájaros como cardenales , tijeretas, variedad de tordos y pechos rojos; también a un desprevenido tucu-tucu, que se asomó al camino, varios cuises, algunos ofídeos , muertos en su mayoría y huellas de posiblemente algún felino.
Para las 11:30 hs, ya a poco del pavimento, hago un alto para comer y descansar un poco debajo de una agradable sombra que invitaba a alargar el descanso.
Recuperadas las energías , sopesando la voluntad contra una siesta , retomo la marcha bajo el intenso calor del radiante Febo. Poco después comienza la ruta pavimentada, elevo mi promedio acompañado por una brisa favorable a 25 y hasta 30 km/hs . Unos 10 km mas adelante ¡suerte!, al fin el primer parador, me refresco aunque el agua es muy salada, no se puede ni mojar los labios, consigo un poco de agua potable y fresca, también cargo el termo para el mate. Seis kilómetros mas adelante encuentro otro parador, el agua se indica como no apta, pero no es tan salada; cargo solo un poco pero luego me entero que la próxima estación de servicio se encuentra a casi 80 km, ¡mala suerte! para una tarde que supera los 32° a la sombra .... pero yo voy por el sol.
Pasada la media tarde , el único pueblo, Cerro de la Gloria me recibe “siestando”, solo una parrilla abierta, no hay TE, pero lleno mi caramañola ; ¡el agua... se va como el agua!.
Cerca de las seis de la tarde ya me cuesta estar sentado en la bici, debo parar y caminar un poco cada 10km. Al fin para las 20:00 hs llego al parador. No hay duchas, pero me aseo un poco en los baños, busco un lugar cómodo para armar la carpa. El fogón que uso para cocinar, ahuyenta a los mosquitos, que por suerte no son tan molestos como la pasada noche. Unos mates, ceno algo ligero y sin mas me echo al merecido descanso en mi tendal, después de un agotador día en el que recorrí unos 150 km.
A la luz de un encendedor ( ya que no funciona la linterna ), mi reloj marca las 3:30hs; es hora de iniciar otra jornada. Mate de por medio voy levantando el campamento, estibo el equipaje en la bici y con las primera luces me pongo en marcha con un buen viento.
Poco iba a durar la intensa pedaleada de 25/30 km/hs, ya que al llegar a “Gral. Conesa” la ruta da una gran curva de mas de 90°, poniéndome de cara al viento; para colmo desaparece la banquina pavimentada y aumenta el caudal vehicular... ¿alguna otra buena noticia?.
Fue una durísima mañana, 60 km interminables, no podía superar los 13 o 14 km /hs ni distraerme en la conducción por el intenso tránsito; de vez en cuando a la banquina, a aprovechar para caminar, beber agua y cargar energías.
Pero como todo, aún lo malo llega a su fin, y para el mediodía yo llegué a San Clemente del Tuyú , ¡al fin termina el viento!. No visito la ciudad, ya que vengo atrasado desde el origen.
Una breve parada para aflojarme y comer algo en una tupida sombra. Hostigado por el intenso sol, trato de recuperar parte del tiempo aprovechando el buen viento. Para las dos de la tarde estoy frente al mar en las playas de Santa Teresita. Me quedo contemplando por un momento el mar, y por ese instante el cansancio, el calor, el agotamiento, la sed; se desvanecieron en una profunda liviandad espiritual, no puedo evitar sentirme reconfortado interiormente tras haber alcanzado mi primer objetivo.
En una breve comunicación telefónica me cuenta la familia que viene un poco atrasada, por un problema mecánico ocurrido casualmente en mi auto, pero ya está solucionado. Ajustamos los detalles para encontrarnos por la tarde.
Sigo por la ciudad recorriendo Santa Teresita y Mar del Tuyú , luego ingreso nuevamente a la ruta 11, ¡al sur a toda velocidad!. Es una tarde en extremo calurosa, siento ardor en los bordes de las orejas por la exposición al sol.
Hay una seguidilla de ciudades-balnearios cada dos o tres kilómetros. No las visito todas para no perder mucho tiempo, algunas son muy bonitas y agrestes como Aguas Verdes y Nueva Atlantis.
Lentamente va pasando la tarde, voy rápido a 25 y hasta 30 km/hs, ayudado por un buen viento, pero el calor me deshidrata, debo tomar agua cada media hora; también de vez en cuando devorar una fruta fresca es muy gratificante. En una estación de servicio cargo agua y aprovecho para refrescarme yo y mi ropa, estoy consumiendo mas de 6 litros de agua diaria . Bien empapado y a puro pedal quiero avanzar lo mas que pueda en esta día, ya que los meteorólogos pronostican mal tiempo y no se vislumbra un buen horizonte.
Apenas queda algo mas de una hora de luz y me extraña de sobremanera que no me haya alcanzado la “caravana familiar”. Llegando a Pinamar intento inútilmente comunicarme, no lo consigo pero les dejo mensajes.
Con un aire cálido, cargado de humedad y amenaza de tormenta, llega la noche; busco donde refugiarme ya que los paradores del lugar no han sido muy hospitalarios. Improviso un campamento camuflado bajo la copa de una frondosa arboleda, en el vasto boulevard de la ruta 11 (por estos lugares una semi-autopista). Vanamente enfoco mi atención tratando de distinguir entre las confusas luces de las ópticas y las vertiginosas siluetas de los vehículos, a los de mis familiares y amigos. Estoy preocupado porque no me hayan alcanzado y no funcionen los celulares, me invade la incertidumbre , trato de calmarme y razonar en que lo mas probable sea otra demora... quizás por otro desperfecto mecánico . Hace calor y mientras improviso una cena con algunas cosas que me quedaron, observo como se viene acercando una masa nubosa del lado oeste, ¡ mal presagio!.
Después de diecinueve horas de extenuante marcha bajo el ardiente sol, ciento setenta kilómetros recorridos, de los cuales sesenta fueron bajo un durísimo viento en contra; no necesito mucho para relajarme y quedar lánguido como un jergón.
Ruidosas y esporádicas luces me despiertan, un flash ilumina la carpa con su contiguo estruendo, son las 0:30 hs; siento como se precipitan algunas gotas -¿Tal vez sería conveniente colocar el sobretecho y ajustar los amarres de la carpa?- pensé... De inmediato una furia de agua y viento azotaba el lugar, apenas pude cerrar el mosquitero de entrada cuando sentía como me caían las gotas por la ventilación del techo. Trato de taparla con lo primero que tengo a mi alcance, el vendaval levanta un costado tirándome la carpa encima, literalmente mi posición sentada hace de sostén; el aguacero se intensifica y puedo sentir los charcos en mis pies. Voy ubicando la mochila y otros enseres en el lugar mas alto a fin de mantener las cosas secas, en especial la ropa. La situación se prolonga algo mas de media hora, luego va amainando pero continúa el viento, afuera hace frío, ato los amarres como puedo para sostener el tendal.
Mojado, dormitando de a ratos se hace larga la noche, veo frustradas mis expectativas de continuar con el viaje hasta al menos Mar del Plata.
La oscura capa de nubes retrasa la claridad del amanecer, hay una ligera llovizna pero sopla un afanoso ventarrón del sur; afuera todo está en orden pero la situación complicada, lo mas importante ahora es contactarme con la familia y saber que están bien. Resuelvo abandonar momentáneamente el campamento hasta el primer teléfono público. Por efectos de la lluvia no funciona, debo retroceder 3 o 4 km hasta el próximo.
Al fin logro comunicarme. Otro desperfecto mecánico, en el mismo auto, los había retrasado, de noche ya, optaron por pernoctar en un parador, para continuar al día siguiente (¡ por suerte! ).
De vuelta al campamento, vuelve el entusiasmo por continuar.
Con gran parte de mis cosas humedecidas, el pavimento mojado y un fuerte viento en contra pero sin lluvia; a las 8:50 hs retomo el pedal ávido de concretar al menos 500 km de recorrido o hasta donde pueda. A un promedio de 15 a 17 km/hs inicio la partida.
Después de pasar por Villa Gessell, con un cielo tendiendo a abrirse, a las 10:30 hs me invaden los bocinazos de la “caravana familiar”...¡ al fin nos vemos luego de varios días !
Un caluroso encuentro se entremezcla con un desánimo generalizado por la seguidilla de problemas mas los desencuentros. Tomo unos mates, me afeito, me mudo de ropa y aligero el equipaje.
Volvemos a reencontrarnos para el mediodía, las expresiones evidencian un estado tenso con un alto grado de angustia, continúan los problemas mecánicos y nuevos que se suman.
No obstante y con buen optimismo resolvemos continuar. Cargo agua y algo de alimentos, calculamos vernos antes de que anochezca en Mar Chiquita o Santa Clara del Mar.
Es una tarde fresca pero muy dura, con viento de medio a fuerte, por momentos con ráfagas; me faltan pedalear unos 70 km. Intento buscar las mejores relaciones del pedal pero no supero los 12 o 13 Km/hs.
Cuando según la computadora de la bici acumulaba 543 km, con mas de 35 horas pedaleadas, y siendo las 19:30 hs (antes de que anochezca), arribo al camping de Santa Clara del Mar. Un baño caliente, una buena comida y una noche de descanso en un cómodo tálamo se conjuga en una fastuosa pausa, mas todo el afecto del entorno familiar.
El día siguiente se presentó con mal tiempo, nublado y frío, con un fuerte viento sur; que me motivó a prolongar un poco mas descanso.
Para el lunes 16 de Febrero las condiciones parecían haber cambiado, no estaba tan frío y soplaba una brisa marina del sector este o sudeste.
La ruta 11 me llevó a Mar del Plata ingresando por Av Independencia, luego entre preguntas, referencias, algún instinto de orientación y muchas vueltas; aparezco a la altura del “Aquarium de Mar del Plata” , donde retomé la ruta interbalnearia. Favorecido con una leve brisa, despeñándome por las lomadas del terreno y exigiéndome en las luengas trepadas, voy concluyendo esta parte del viaje. Modernos complejos hoteleros, una segada urbanización y el paisaje de una ruta totalmente parquizada; se entremezcla con abruptos acantilados a cuyos pies despliegan pequeñas playas. Parado al borde, cuan una postal, se aprecia Miramar con sus edificios descollando bajo la bruma de un aire nuboso.
Poco mas adelante comienzan a caer unas gotas, lo que me obliga a acelerar la marcha, siempre por la sinuosa y ondeante ruta 11 los carteles orientan mi rumbo. En la zona de San Eduardo del Mar, a unos 500 mts sobre un camino de ripio se halla el camping “ El Rancho”, punto de encuentro y estadía con la familia, algo mojado por un leve aguacero finalizo esta etapa del viaje poco después del mediodía, llevo recorridos 603 Km, con un empleo de casi 40 horas de puro pedal.
La tregua iba a durar unos días para luego continuar, por playa, hasta Necochea. Pero debido a que las subsiguientes jornadas se presentaron del punto de vista climático de mal en peor (lluvia y frío), postergamos la partida por espacio de un semana. En el transcurso de la cual en Miramar , la ciudad de los niños (y de las bicicletas), se realizó el “1° rally ciclístico doble Miramar- Mar del Sur, año 2004” por equipos, una competencia anual todoterreno de 40 km ( asfalto, ripio, tierra, arenas, dunas y bosque), que auspicia una importante firma de la zona. ¡No me lo iba a perder!... Afortunadamente para mi pude asociarme con un veterano ciclista miramarence, que compensó la inexperiencia de mi debut; lo que resultó dadas las circunstancias en un buen final (al menos el mío), con un marcación de 1 hora-15 minutos para mi y 1 hora- 24 minutos mi compañero; obteniendo un 4° puesto en la categoría.
Al siguiente día, lunes 23 de febrero, ya se notaba un marcado cambio de las condiciones climáticas con un cielo totalmente despejado.
Después del almuerzo preparamos las bicis y cargamos las mochilas con mi hijo Sergio, cómplice de esta aventura; nos aprovisionamos de agua y de algunos alimentos.
Abandonamos el camping alrededor de las cuatro de la tarde, pasamos por Miramar, luego por un camino de asfalto hasta Mar del Sur, donde por una distracción protagonicé una inesperada caída afortunadamente sin consecuencias. Por calles vecinales de una tierra arenosa bajamos a la playa para las 18:00 hs, habíamos recorrido 26 km.
Iniciamos la marcha caminando, ya que una arena floja no nos permitía pedalear; avanzando lentamente cruzamos el primer arroyito, con un caudal tan bajo que apenas nos mojamos un poco mas de los tobillos. Varias decenas de gaviotas nos acompañaban el camino, también encontramos un pingüino muerto. El sol se ocultaba tras unas dunas en el horizonte cuando encontramos un buen lugar para acampar, con un nivel seguro para la pleamar, protegido por unos arbustos del viento y con abundancia de leña seca para un buen fogón. Armamos la carpa mas los pertrechos para pernoctar, con un buen caldo caliente mas unos emparedados, algunos mates y charla de por medio prolongamos la tertulia bajo la omnipotente bóveda de fulgurosas estrellas.
No había terminado la noche cuando iniciamos nuestra jornada, que se presentó con un frío manto nuboso. Mientras levantábamos el campamento no desatendimos nuestro fogón que sumados a unos buenos mates y un ligero desayuno nos pusieron en clima para arrancar.
Para las 6:30 hs nos perdimos caminando lentamente en la espesa niebla. Unas par de horas mas tardes, ya con la niebla disipada y una temperatura que perfilaba lo que iba a ser el resto del día, cruzamos el 2° arroyo algo mas caudaloso que el del día anterior.
Poco mas adelante el mar se cerraba contra un acantilado, por lo que nos vimos obligados a tener que cargar, con mucho cuidado entre las resbalosas rocas, el equipaje y las bicis de a una por vez ( ¡ suerte que estaba acompañado! ).
Pedaleando de a ratos, por tramos de no mas 300 o 400 mts, y el resto arrastrando las bicis por los flojos suelos; cerca de las 11:00 hs de la mañana pasamos por el único pueblo (mas bien paraje) Centinela del Mar, al que por la lentitud del viaje preferimos no visitar.
Colonias de gaviotas nos acompañaban echando vuelo al acercarnos para descender mas adelante, varios pingüinos muertos devueltos por el mar se esparcían a lo largo de nuestro camino que para estos momentos estaba limitado por el 3° arroyo, el mas torrentoso de todos, conjunción de otros tres: “Malacara”, “Nutria mansa” y “del Pescado”; al que para franquearlo fue necesario desamarrar y cargar los equipajes y las bicis de a una por vez.
Mojados hasta la cintura es un buen momento para un refrescante baño, a esta hora el calor se hace sentir. Aprovechamos para un breve descanso, comer algo, cargamos las reservas con agua del arroyo, reacomodamos las cosas y de vuelta en marcha.
Arrancamos muy alentados porque habíamos pasado un punto clave del viaje. Pero con el transcurso de la calurosa tarde nuestro ánimo fue decayendo, lo máximo que pudimos pedalear continuo (con mucho esfuerzo) habrá sido 1800 mts, iban pasando las horas y no aparecía la próxima referencia, el camino superdifícil por momentos arrastrando las bicis no superábamos los 2 km/hs, el cansancio y la pérdida de líquidos por el continuo sudor se traducía con cíclicas paradas para tomar agua y/o comer alguna fruta.
Especulábamos ya con que habríamos pasado el arroyo “El Moro”, encontrándose este carente de agua y por ende desapercibido, cuando al fin lo hallamos, a 15 km del anterior (pensábamos que no estaría a mas de 8 o 10 km). Ahora solo faltaban los pueblos.
La suerte parecía estar de nuestro lado cuando al tiempo de cruzar este 4° y último arroyo, divisamos en el horizonte, sobre un tupido monte, la imperceptible silueta una antena de transmisión, señal inequívoca de un pueblo...¡Arenas Verdes!
Agotados por el intenso trabajo de caminar y empujar las bicis por vastos tramos de flojo y grueso recebo, nos fuimos acercando al lugar donde ya divisábamos la figura de personas a la orilla del mar. Al arrimarnos para corroborar donde estábamos nos tiraron la moral por el piso (con pisoteada y baile incluido) al decirnos que el lugar se llamaba “Los Pinares”, y que aún faltaban unos 10 a 12 km hasta “Arenas Verdes”. Tratando de disimular nuestra decepción sin perder tiempo nos alejamos del lugar con la honda preocupación por no estar preparados para pasar otra noche, no teníamos suficientes alimentos, ya estaba escaseando el agua y pondríamos en un estado angustiante al resto de la familia por la tardanza. Pero poco mas adelante encontramos a un grupo de pescadores, los que mientras accedieron a nuestro pedido, disentían en sus apreciaciones sobre la distancia a que se encontraba “Arenas Verdes” entre 2 km para algunos hasta 4 o 5 km para otros. Reanimados mas por sus afirmaciones que por la reconfortante agua fresca con la que cargamos nuestras caramañolas, sin poder pedalear en absoluto, finalmente para las 19:30 hs llegamos al pequeño poblado (mas acertada la versión de los últimos que los primeros).
Aun así nuestro destino, “Quequen”, se hallaría entre 10 y 20 km según la apreciación de distintos lugareños; pero con la particularidad de que al fin podríamos pedalear este tramo, ya que un camino de ripio unía estos poblados. El tema se debatía entre quedarnos a pernoctar o continuar donde definitivamente nos agarraría la noche. Después de un breve debate optamos por continuar aunque ya se había puesto el sol. Al principio fue divertido darnos el gusto de pedalear por varias lomadas; luego fue oscureciendo y continuábamos a tientas, por suerte con algo de luz de luna. Guiándonos por las distantes luces del pueblo arribamos primero a “Costa bonita”, a unos 7 km, y luego a “Quequen”, 6 km mas adelante.
Agotadísimos por el extremo esfuerzo, casi 16 hs continuas de andar prácticamente sin descanso, para las 22:00 hs llegamos al camping donde se encontraba la familia.
El total desde que salimos fue de 83 km, de los cuales casi 45 km fueron por la playa, fácilmente cerca de 40 km caminando y al menos la mitad de esa distancia arrastrando las bicis y su equipaje en arena floja...¡pero llegamos!...
En los días subsiguientes dimos varios paseos por la ciudad de Necochea, visitando algunas de sus atracciones como el parque Miguel Lillo (ideal para MTB), Las Grutas y Punta Negra; recorriendo las playas hacia el sur. Por el camino ribereño, en el marco de una frondosa arboleda, recorrí los saltos del río Quequen, hasta La Cascada en el parque Cura Meucó, final de este viaje, bastante fraccionado por cierto, con un recorrido total de 840 KM. Ahora solo queda el regreso y el comienzo de los planes para la próxima travesía.

BUENOS AIRES-MIRAMAR-NECOCHEA, 700 km costeando la provincia
#29625

Opinin de BUENOS AIRES-MIRAMAR-NECOCHEA, 700 km costeando la provincia

luis Mazza

Buscados para comprar

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22/04/24 06:35

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Permuto por algo de mi interes casco lazer century talle L 58.61. Tiene cuayro puestas.

07/04/24 21:27

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cuadro de carbono intense talle m conico x cuadro ruta o tria carbono talle 53 o 54,también podrían ser ruedas carbono rutera clincher. estoy cerca de bahia blanca

26/03/24 16:51

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28/02/24 23:32

Permuto componentes de Mtb

Permuto transmision sram x9 10v impecable.. por articulos de pesca en lo posible.. media o alta gama! Reeles..cañas.. etc Escucho todo...

23/02/24 23:29

Permuto por MTB

Felt ia 16 . Talle 51 . Grupo 105 de 11 . Muy buena

13/02/24 21:00

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permuto x otraaa

Bicicletas robadas

24/04/24 21:24

Philips Nottingham 1940

Pasando por villa retiro me robaron mi querida Phillips, 4 rochos en un asalto al estilo asalto caminero de las pelicuas de robin hood. Ruedas cubierta Lugano, manoplas asiento y alforjas de cuero laviejacleta. Tiene el cuadro soldado. Si alguien tiene alguna noticia 1130343403

15/03/24 16:10

Venzo Yety Robada

Me robaron esta bici marca Venzo, modelo Yety, rodado 26 con 21 cambios. Me la robaron hace unas 12hs por la localidad de La lonja, Pilar, Buenos Aires. Se metieron a mi casa, los aparatos de la velocidades q van en el manubrio estan rayados, el tamaño del cuadro es L. Si llegan a verla publicada,

15/03/24 16:02

Venzo Yety Robada

Me robaron esta bici marca Venzo, modelo Yety, rodado 26 con 21 cambios. Me la robaron hace unas 12hs por la localidad de La lonja, Pilar, Buenos Aires. Se metieron a mi casa, los aparatos de la velocidades q van en el manubrio estan rayados, el tamaño del cuadro es L. Si llegan a verla publicada,

03/03/24 11:57

Publicada en Marketplace

La veo publicada en marketplace por 100.000 pesos, evidentemente es R O B A D A. La Descripción es de alguien que no tiene idea de lo que es una CUBE

03/03/24 11:52

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28/02/24 04:00

Specialized sirrus x 2.0

Someone stolen my bike in my job, Hersham 28 Lyon Road Let me know if you see. It is my transport to go my job Thanks

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