CIRCUITO PEHUENIA 2010 por Matias Fernadez Long

Fecha: 28/01/2010

Circuito Pehuenia 2010
Fotos: lamentablemente solo se puede cargar una foto en btt. Al final del relato
tienen los links para acceder a las fotos del viaje segun la optica de cada participante: Ele, GG, Heri, Gustavo, Miguel, Ricardo y Oliver.

Viernes 8 de enero
A las 11:00 de la mañana en casa ya teníamos todo listo, viene papá a despedirnos, Fede (mi hijo de 16 años) y yo, somos un manojo de nervios. Es que son muchos meses esperando este momento. 11:45 nos pasan a buscar por Don Bosco, Sebastián y Ángel en la gloriosa combi Iveco blanca. En Palermo cargamos todo y a las 14:00 salimos para la Gral. Paz, Acceso Oeste.

La combi remolcará el tráiler grande, tiene butacas de piloto y copiloto y 12 asientos nuevos, con algo de espacio libre atrás para todo tipo de equipaje (bolsos, mesas, bicis, etc.). Gustavo González lo llevó a Palermo en su combi, que luego fue al taller, y el tráiler se pasó a la Iveco. Que despliegue de logística. A Gustavo lo levantamos en el Acceso Oeste. Todo cronometrado.
Luján, la ruta 5, luego la ruta 47, Navarro, la ruta 41, Lobos, la ruta 205, Bolívar, la ruta 33, todo atajo por caminos con muy poco tránsito. Y sí… el que sabe, sabe.

Sábado 9 de enero
Se bifurcan las rutas 22 y 237, olorcito a Neuquén… seguimos por la R22 hacia Zapala.
En el Km 1297 las primeras cigüeñas extrayendo petróleo y enviándolo a los tanques que reemplazan los silos de nuestra provincia de Buenos Aires.
Plaza Huincul, desayunamos frente a la escultura del dinosaurio de Carlos Regazzoni, justo en el Km. 1324 de la R22. Me encantan las esculturas de Regazzoni, pero no esta en particular.
18 bicis en el tráiler. Las hay de todo tipo, 5 con pedales con trabas automáticas, 2 de ellas con pedales con traba en una cara y libre la otra (quizás el mejor invento que haya conocido). 2 full suspensión (adelante y atrás, lo mejor de lo mejor). Solo Fede y Yo con cubiertas lisas (slick). Gustavo Gonzalez y 3 más con semi slick. Apostamos a todo por el todo, veremos cómo nos va.
La ruta 22 va paralela a las vías del tren.
A las 9:00 en el Km. 1358 el Yacimiento Cerro Bandera, y el corazón que late cada vez más rápido.
En el horizonte los primeros cerros nevados. El cartel de la ruta anuncia: “Zapala a 25 Km.”
La mítica Ruta 40. En el Km. 2396 es cruzada por las vías de un extraño emprendimiento ferroviario trasandino, trunco, lamentablemente, antes de que se haya oxidado el cartel que anuncia la obra.
La ruta 40 se bifurca y tomamos por la ruta 46 hacia el PN Laguna Blanca. El mismo camino que hicimos hace más de 20 años cuando éramos jóvenes…
Aparece la Laguna Blanca a la izquierda. Tal y como la encontráramos de golpe, luego de una loma del camino, hace tantos años.
Impresiona la cantidad de flores silvestres en un paisaje tan seco. Las hay amarillas, violetas, y la ruta que, todavía es de asfalto.

A nuestra izquierda una extraña laguna, totalmente roja, cubierta por una planta flotante, que contrasta contra las piedras, literalmente blancas de la orilla. Empiezan los paisajes, que solo en Neuquén se pueden encontrar.

De repente la ruta se encajona en un cañón que baja, me recuerda las fotos de Moab en Utah.
Cruzamos el Arroyo Picunleufú, la nieve en el horizonte, aparecen los primeros pinos, el arroyo Pesqueira. Ya no hay postes de luz eléctrica a los costados de la ruta. La aventura se avecina. Cardos en flor. Ríos cristalinos, con aguas torrentosas.
Son las 11:30 exactamente 24 hs desde que saliéramos de la puerta de casa. Río Belisle y cartel de la ruta que anuncia: “Aluminé 51 Km.” Empieza el ripio. La naturaleza se apresta a recibirnos desembarazándose de los indicios de civilización y vistiéndose con su mejor traje.
El cartel avisando de la presencia de… “Ciervos” en la ruta. Arboles pequeños como bonsái, tipo Tabaquillos, las primeras Rosa Mosquetas. Vertientes en las paredes de piedra que lloran… y, por fin, los primeros Pehuenes, la primer cascada y la imponente bajada de Rahue, con su descenso en caracol, desde los 1460 m. de altura. Ya estamos a pleno.
Puesto de vialidad con la barrera con su cartel de “Ruta intransitable”. Es que, en el invierno, se cierra el camino cuando la nieve supera lo que los vehículos pueden afrontar. La ruta cruza el Río Aluminé y los carteles anuncian “Aluminé 18 Km.” Ese sería el comienzo de nuestra travesía en bicicleta. “Paso Icalma 91 Km.” Por allí cruzaríamos a Chile. Costeamos el río, aguas arriba.
Finalmente a las 13:00 en punto ingresamos a Aluminé.

En un Restaurant cabaña, totalmente de madera, el almuerzo, una exquisita pizza a los cuatro quesos y un fresquísimo Pomelo Quatro.
Emprendemos la ruta pasando 10 Km. de Aluminé, hasta el camping Piedras Verdes, que sería nuestro campamento base, para bajar las máquinas (bicis).
A las 14:00 hs. ya teníamos la carpa armada y nos fuimos a bautizar en las puras aguas del Río Aluminé para que nos bendiga con su gracia, bastante templadas, por cierto, para ser aguas de deshielo. En el remanso, la profundidad llega a los 8 metros, y pese a la transparencia de las aguas, no vemos el fondo. Flotar por allí es estar en las manos de la diosa naturaleza. Solo ella nos protege de los ataques de los monstruos de las azules profundidades.
A las 22:00 hs. la charla de integración en la que nos presentamos y contamos brevemente algo de nuestras vidas y de dónde venimos. Un hermoso cóctel de comerciantes, abogadas, ingenieros, licenciados en sistemas, estudiantes, contadores, jubilados, jubiladas, un público de lo más variado, y desde los 16 a los 71 años. De clases sociales muy diferentes, desde las coquetas torres Le Parc de Puerto Madero, pasando por pleno micro centro y hasta de provincia.
Casi como anécdota, podemos contar que alguien comentó haber pagado por su bici algo más de $15.000, hubo otro que, si bien no se animó a decirlo, pagó por su humilde bici de hierro unos pocos $600. Es curioso hacer la cuenta de que la excelente bici estadounidense permite comprar exactamente 25 bicis como esa… lo curioso, siempre llegó primero la económica. Esto, solo lo comento con el ánimo de animar a aquellos que no disponen de un presupuesto acomodado. Todos podemos pedalear y disfrutar. Otro dato, “esa” bici de hierro, pesa menos que mi “afamada” bici de aluminio de competición de un gran fabricante francés. Está bien, a la económica la “empujaban” unos jóvenes 16 años. El papi, orgulloso del nene, no es para menos.
Es una característica distintiva de la bicicleta como medio de transporte, nos integra a todos, turistas y lugareños, ricos y pobres. No nos aislamos tras polarizados cristales y aire acondicionado, y podemos saludar cómodamente a cada persona que cruzamos por la ruta.
Cuando empecé a pedalear, compré una hermosa bici italiana, en tan solo $159. Una joya del año 1934 a la que pedaleé durante poco más de 3000 Km, hasta que se empezó a romper y me dio lástima. Fue así que pasé a la de ruta, que también se rompía con los tremendos baches de la ciudad, para pasar finalmente a la de MTB.

Domingo 10 de enero
Nos levantamos 7:45 y desayunamos, desarmamos todo el campamento y salimos a pedalear a las 9:30. Ahora sí, las máquinas entran finalmente en acción, el ansiado momento ha llegado. “En la cancha se ven los pingos” dicen los gauchos. Ahora se vería como le iba a esos dos locos que se aparecieron en un Doble Cruce de los Andes por ripio, con cubiertas lisas para asfalto. ¿Falta decir que, al final, más de uno confesó elegir para sus futuros viajes estas cubiertas? Es cierto, como me dijo alguien, en la vida y, en particular, en el ciclismo, no hay recetas, es cuestión de probar y… de disfrutar. Sí, en ripio patinan, y en arena derrapan, pero, si se las maneja “finito” y con el cuidado de saber qué es lo que se está usando, el balance es positivo. Fue cuestión de ver donde estaba el “límite” y exigirlas un poco menos. ¿Qué importa tener que ser pasado en las bajadas? Si la carrera se gana al llegar a la meta. Ups… no es una carrera, es solo un paseo entre amigos, pero, ¿Porqué no disfrutar como cuando éramos chicos?, aunque ya pise los 50 añitos.
La primer parada era a los 10 Km, llego primero a la bifurcación de las rutas 11 y 23. La adrenalina me hace explotar el corazón, pego la vuelta a “buscar” al último. Es que esa era la modalidad que habíamos elegido, para ir todos juntos. Qué hermoso ver venir a todo el grupo de frente, recibir las sonrisas, los gritos, las bromas, alcanzar al último, que venía paseando cansado, darle aliento, pasarlo…
La segunda parada a los 12 Km, vuelvo a llegar primero, pego la vuelta, llega Heriberto, atrás mi hijo Fede que me mira como si estuviera loco, por ir de “contramano”. Es que tengo que consumir un poco de la adrenalina que me está matando… En el río Pulmarí, cruza la ruta un cachorro de una liebre medio extraña, parece conejo y tiene las orejas blancas. ¿Será posible que tanto cambie el paisaje? Hasta los animales son diferentes.
A la tercer parada también llego primero, pero Fede no llega ¿Qué pasa? Al rato de esperar, llega, se le había roto el descarrilador delantero y Heri había parado a ayudarlo y arreglárselo, ya asomaba la hermosa camaradería que compartiríamos en estos días. También la oportunidad de que Fede, ayudara (o al menos acompañara) a Heri, cuando la rotura lo alcanzara a él.
Se suceden las paradas de reagrupamiento, donde descansamos, nos juntamos, charlamos, nos reímos, respiramos aire puro, nos emocionamos con el paisaje, escuchamos los pájaros.
Entramos al PN Lanín y a las 15:30 entramos al Ecocamping del Lago Ñorquinco. 54 Km. concluyen el recorrido de ésta, la primera etapa.
¿Qué decir del famoso “eco” camping? No alcanzaría un libro para describir lo que vivimos allí. Su dueña y administradora, una joven mujer, cansada de la locura de Buenos Aires, que decidió cambiar su vida y, vaya si lo hizo. Como “muestra” basta un botón, dice el dicho. A pesar de mi pasado como trabajador de una carpintería, fue la primera vez en mi vida que vi un mueble hecho TOTALMENTE de madera. Hubiera jurado que era imposible, pero, la vista no me engaña y me permite comprender el secreto. Hasta las bisagras eran talladas en madera y los “tornillos” eran tarugos. El resultado: 100% madera, impresionante.
Al otro día, Fede amaneció vomitando, primera prueba para un ciclista primerizo, y un padre que, primerizo también sale a hacer una… ¿”locura”?... con su hijo.
Por la tarde, me aparté entre los árboles del bosque, sobre una isla de césped, bañada por los últimos rayos del sol, y me senté a meditar. Al abrir los ojos, tenía a alcance de piedra, 5 de esos extraños cachorros de liebre medio raros, no aguanté más y fui a consultar a la dueña del camping quien me contó que son una especie de conejos que se hicieron silvestres.



Lunes 11 de enero
Nos levantamos más temprano todavía, antes de las 7:00 y 7:30 ya estábamos desayunando con buena parte del campamento desarmado. Nos está empezando a picar el bichito de la bici.
A la primer parada ya llego octavo, en parte porque salí último del campamento, y en parte porque el día de ayer fue exigente y ya se empieza a sentir el cansancio. POR FIN!!! pude controlar la adrenalina y empezamos a bajar un cambio…
Al rato, empieza a lloviznar, paré un par de veces a mirar unos paredones de piedra gigantescos, como cortados a cuchillo. Me alcanza la combi de apoyo y aprovecho para bajar la capa y colocármela, “antes” de mojarme y que sea inútil.

El pelotón me pasa y llego último a la segunda parada. Bien hecho!!! Me lo tengo merecido, para saber lo que se siente… la autoestima medio machucada pero, si no es carrera. Qué lindo encontrar a mis compañeros, ahora ellos esperándome con una sonrisa en la boca.
La hermosa capa nueva se vuela y el viento la embolsa como si fuera un paracaídas… la ato con una soga a mi cintura, pero no pasaron muchos kilómetros para que la maldita punta de la soga se suelte y ¿Dónde podía ir a parar? Sí, acertaron, a los piñones. Menos mal que Heri me pegó el grito. Paran a ayudarme, llueve, todos miran esperando a poder “meter mano” porque no cabía más de uno allí, Daniela me acerca una tijera!!!! Cual ayudante de cirujano ¿Pero cómo traía una tijera encima? Bueno, sí, ya se, es mujer. Corto todo lo que puede, se la devuelvo con un “gracias” y le pido que siga así no se retrasa. Sebastián, del excelente grupo de apoyo que contaba con 4 personas exclusivas del staff de Bike&Trek a nuestro servicio las 24 horas del día, me acerca una pinza de puntas con la que logro sacar los últimos restos de soga engrasada. Até bien el resto de soga en la cintura y… a seguir a full.
La lluvia empezó a castigar cada vez más, diluviaba, el frío nos empezaba a calar los huesos, el serrucho del camino nos mataba, la cosa se complicaba. Llegamos a la parada y la situación era complicada. Lamentablemente la gente de Gendarmería nos negó todo tipo de apoyo. Está bien, sé que es un caso muy puntual, porque es gente muy atenta con los ciclistas. No solo no nos dieron cobijo en sus instalaciones, ni siquiera nos permitieron armar la carpa comedor, en el parque. Terminamos en el refugio del colectivo.

Bajo una lluvia torrencial y un frío que calaba los huesos. No se si no estaba cerca de cero grados, cuando en Baires había más de 30ºC.
Preparando un exquisito arroz caliente. Pero pronto los problemas se complicarían más, llega Daniela y no habla, pero nos damos cuenta que no está bien, no se puede ni sacar los guantes. Principio de hipotermia… ¿Y ahora? No sé cómo, pero pudo hacer lo necesario: ducharse con agua caliente ¿Dónde? Cuesta creer cómo consiguió una ducha dentro del Restaurant. Claro que, pedir toalla o ropa seca era demasiado. Alguien le alcanzó su mochila, donde afortunadamente tenía una muda de ropa seca. ¿Se imaginan como habrá sido la situación como para que una dama se meta a bañar sin tener su ropa, toalla, peine, etc…?
Yo entusiasmado con seguir, pese al diluvio y al enorme frío con el que llegué (no sentía las manos), 22 Km. no parecía mucho y entré en calor con la comida pero, al tiempo de estar sentado me empecé a enfriar y a tiritar. Así no podía, me conozco, así es que empujé gentilmente con la mano a las damas para que suban a la combi y me metí. Mi hijo quiso quedarse para el próximo viaje (en realidad quería ir pedaleando y casi lo mato). Para mí, se había acabado la oportunidad para hacerme el “machito”, con el frío no se juega. Iba a empeorar las cosas. Me subí a la combi y le dejé a Fede todo, la bici bajo el agua, el “rancho” (cubiertos y platos). Lo único que le pedí a Miguel, del staff, fue que en el próximo viaje lo trajera sí o sí a Fede. Es que el remordimiento ya me empezaba a calar… (Se ve que algo tengo de conciencia… ).
Milagrosamente, esa noche que era en carpa, había sido gentilmente cambiada por una cabaña por el responsable del viaje. Vino de “perillas”… La única queja, es por el nombre del camping, que se llamaba “Las Lagrimitas”… má qué lagrimitas, eran lagrimones los que caían del cielo. Que lluvia mamita.
La hermosa cabaña tenía dos invaluables baños con agua caliente. ¿Hace falta decir que fue uno de los mejores baños de mi vida? Luego del baño enjuagué toda la ropa embarrada y la puse a secar sobre la estufa, al igual que los otros 20 pedalistas. Apenas se podía caminar dentro de la cabaña…

En la planta alta, los dormitorios comunitarios, un dormi para las damas, y otro para los caballeros. Nosotros no pudimos, pero, ¿Habrán podido dormir las damas, con los terroríficos ronquidos de algunos integrantes? Es que realmente hacían temblar la estructura de la cabaña… se escuchaban desde la planta baja!!!
La cena, un capítulo aparte, en el paquetísimo Restaurante del Pescador, en un primer piso con vista al lago en sus 3 caras vidriadas, con la tormenta fuera que invitaba al disfrute.

La cena, indescriptible, con una picada con manjares que no había probado en mi vida: jamón de jabalí (va contra mis principios, pero el pobre ya estaba muerto y… ahora sé que es exquisito, pero jamás pagaría de mi bolsillo para eso… es que le he dado de comer con la mano a un macho de unos 200 kilos de peso, con colmillos de más de 2 pulgadas de largo y… todavía recuerdo sus lamidos, comiendo como un cachorrito) probé el fruto del Pehuen (hembra, por supuesto) y no recuerdo cuantas exquisiteces más. El plato principal, canelones de trucha. Indescriptible, para colmo, condimentados con ese gustito tan especial que da el… HAMBRE.

Una cosa me preocupaba, las zapatillas no se secarían y eran las únicas que tenía (para trabas automáticas). Arrancar con el calzado mojado me iba a dar fiebre sin dudas… de repente, se me prendió la lamparita… había un horno!!! Lo enciendo y a secar la ropa como en “casita”. Qué lujo. Arranqué al otro día con los zapatitos secos, aunque debajo de la lluvia duraron poco. Menos mal que arranqué con doble juego de bolsas de nylon, uno por debajo de las medias para no mojarme, y el otro por encima para repeler el barro… El buzo sí era imprescindible tenerlo seco, porque la capa lo cubría.

Martes 12 de enero
Salimos desde el camping con llovizna pero esta vez, bien pertrechados. Éramos un ejército de malvivientes enfundados en bolsas de consorcio… realmente impresentables.




Una pareja de indigentes…

Cubrí con una bolsa de basura mi asiento de cuero Brooks (UK), para preservarlo, retiré las luces delantera y trasera me saqué el pulsómetro, solo dejé el velocímetro porque me serviría para saber los lugares de parada a través del kilometraje.
Fue duro, subidas, frío y viento en contra. La cadena salta producto del barro acumulado, el plato chico sigue sin querer entrar. Es como querer subir con un auto al que no le entra la primera.
Al medio día paramos en el medio de la selva para almorzar. Pero no es fácil bajo la lluvia con viento y, encima, no aparecen las estacas de la carpa comedor, a la que el viento insiste en hacer volar con sus ráfagas.
A la parada del almuerzo llegué tercero, tras Heri y Fede, algo que se repetiría de aquí en más.
Comimos polenta bajo la carpa del almuerzo, con frío, viento y lluvia.

Heri compró guantes de goma para lavar los platos para todos. Un genio, por lo menos intentaríamos combatir el frío que nos entumeces los dedos y no nos deja frenar ni pasar los cambios. La capa de lluvia la até bien fuerte con la soga a la cintura, parezco un Franciscano, pero esta vez, no se me va a meter en los piñones.
Hasta acá he llegado con mucho esfuerzo pedaleando con el plato del medio, si no entra el chico me voy a ver en problemas, ya ni parado en los pedales puedo afrontar las pendientes que vienen. Llegó la hora de hacer entrar ese maldito plato. Ezequiel lleva encima una multi herramienta con destornillador, me la presta pero cuando pasé el cambio con la mano entró perfecto. Será cuestión de no tocar nada en viaje, de última pararé, levantaré la rueda y lo pasaré a mano. Es un principio básico del cicloturista, no tocar nada en viaje, salvo que sea imprescindible.

En la aduana de Chile nos trataron muy bien, al igual que en la Argentina. Qué lindo es ser bien tratado en una oficina pública, así debiera ser siempre.
Fue impresionante cruzar el hito fronterizo. El paisaje boscoso de Pehuenes se transformó de golpe en una selva cerrada con los picos de las montañas entre las nubes, tal como la selva africana en la película Gorilas en la Niebla.
Tuvimos 15 Km. de bajada continua, cuesta creer que sea el camino que hago todos los días desde provincia a capital para llegar a mi trabajo pero, continuamente frenando… Nunca me había pasado de odiar una bajada, es que tuve que salir del almuerzo antes porque había empezado a tiritar y necesitaba urgente entrar en calor. En la bici no hay calefacción así es que, la única manera, es pedaleando fuerte. No solo que no podía pedalear sino que el viento en contra producto de la alta velocidad me calaba los huesos. Esta vez sirvió la técnica que me enseñó Heri para calentar los dedos, que consiste, no en frotarlos (cosa imposible andando en bici) sino en moverlos, abriéndolos y cerrándolos, para estimular la circulación. Un lujo el resultado.
Al final las cubiertas lisas se portaron muy bien, aunque el ripio de chile es arena volcánica áspera que tiene un muy buen grip.
El velocímetro se me mojó y dejó de marcar…
La capa se había destrozado por la fuerza del viento, y eran unos harapos agitados por la velocidad, que, junto al barro y la transpiración nos daban un aspecto parecido al de los personajes de la película Mad Max. Increíble cómo nos miraban los pobres pobladores. La capa, fue directo a la basura. Y eso que era de una afamada marca de Outdoor…
Llegué primero a Melipeuco.
Lo primero que me llamó la atención fueron los jardines

Me contaba papá que, al que corta una flor no te cobran multa… te llevan preso.
En el camino frené para dejar pasar un grupo de ovejas que venía bajando del cerro y ocupaba todo el camino, ellas tienen prioridad.
El ripio sobre piso firme y mojado hacía un ruido casi metálico al pisarlo.









Miércoles 13 de enero
No bien entramos al Parque Conguillio, hicimos un trekking hasta una cascada muy hermosa

Ayer hicimos los 15 Km. de terrible bajada en la que casi no alcanzaban los frenos para contener la velocidad. Hoy lo vi a Gustavo con la bici atravesada y se me ocurrió hacer un “willy” y frenarle justito. Pero, al final, me arrimé lentamente y cuando fui a frenar… no tenía frenos. Menos mal que no me maté ayer, y que hoy, no lo “partí” al medio al pobre Gus.
Anduve el resto del día sin frenos delanteros, por un camino con bajadas y bastante rápido, pero, sabía que no tenía frenos así es que la iba “regulando” entrando lento en las bajadas y siendo sobrepasado por el resto de la gente.
Aldo me ofreció sus pastillas de freno de repuesto, y cuando Miguel (el mecánico oficial del grupo) las fue a colocar resultó que, no solo eran de otro modelo y no entraban, sino que bastó con arrimar el porta pastillas para tener algo de freno. Además, me enseñó paso a paso como cambiarlas y regularlas. Un lujo el servicio de Bike&Trek. Ahora cambié mis propias pastillas delanteras.
Menos mal que ya entraba el plato chico porque había subidas muy bravas y el cansancio era tal que cuando terminaban, seguía en 1 a 1 para recuperarme un poco.
Con las cubiertas lisas y en 1 a 1 la bici responde bien y no se me “para de manos”.
Finalmente llegamos al puente de troncos que se llevó la corriente y nos obligará a cambiar el recorrido de mañana con alguna alternativa a estudiar.

Lo están construyendo a nuevo, con grandes troncos. Hay solo dos ubicados pero muy separados y no nos permiten cruzar. Raul lo intenta pero es imposible. Menos mal que no corrió la misma suerte que en el puente de la salida de Varela…
En la entrada al PN Conguillio nos encontramos con un impresionante camión Mercedes Benz 4x4 que viene desde Suiza. Un motor home hermoso.

Más adelante lo encontraríamos medio caído fuera del camino en peligro de volcar. Es que los caminos de ripio, no perdonan y, ni siquiera esta mole todo terreno escapa a las garras…
Al llegar a la Laguna Verde, en realidad nos detenemos en una mini laguna que se forma en su unión con el río Truful Truful. El verde esmeralda invitó a que un par de valientes se zambulleran en sus aguas.

De repente, el grito de Fede… había encontrado algo increíble. Alguien había sacado el “tapón” de la laguna y se desagotaba formando un remolino que tragaba las hojas que le dábamos de comer y hasta algunas pequeñas ramitas. Realmente algo mágico, para aquellos adultos que hemos dejado de creer en la fantasía.

Solo después de la sesión de fotos, me dejaron “meterle mano” al agujero. Lo fuimos agrandando, y cada vez se metía más y más agua, más y más de golpe. ¿Me creen si les digo que al final, me alejé asustado de que toda la zona se derrumbara y fuéramos tragados por la gran caverna que llega hasta el centro de la tierra? Bueno, la verdad es que me dio miedo y nos fuimos. Otras veces he estado en zonas con peligro de derrumbe, pero esa, es otra historia.
Poco más adelante paramos a almorzar en un recodo del camino, con una vista impresionante del Volcán LLaima. De la pared de piedra salía un hilo de agua hermoso, que luego de pasar por un filtro natural de musgo, en donde gota a gota se depuraba el transparente líquido, caía por una rama ahuecada en forma de media caña. Algún gracioso dijo que el agua provenía del agujero de la laguna, nos arrancó una carcajada a todos. La risa se nos hubiera borrado de la cara, si hubiéramos comprobado que… era cierto?.
Al llegar al Lago Conguillio, bajé en bici por la revuelta arena de la costa, apelando a toda la técnica de manejo y, luego de mucho “peludearla” llegué hasta la orilla, como atestiguan las fotos, contra la montaña nevada.

Costó pedalear por lo angosto de la pisada y la alta presión de inflado. Al salir, intenté lo imposible, pateé varias veces, como cuando no arranca la moto y, me enterraba más y más, insistí e insistí sin oportunidad, hasta que, casi milagrosamente empezó a traccionar pero ahora… pendiente arriba. Intenté subir muy lentamente alejándome en diagonal y luego de mucho esfuerzo fui subiendo, hasta llegar, orgulloso, hasta el camino. Uno podría preguntarse ¿para qué semejante hazaña? Simplemente una práctica de manejo para estudiar los límites. Al día siguiente, en medio de las zonas desérticas, donde todos pasaban bien con las cubiertas anchas y con tacos yo la peludeaba, coleando de un lado para el otro. Muy gracioso ver la bici coleando como si pisara hielo. Derrapaba la delantera, luego la trasera, era “casi” insostenible pero, si el día anterior había salido de la playa ¿Cómo no iba ahora a poder andar por un camino? Eso me daba fuerzas y seguí para adelante.

Yo no me iba a bañar en el lago porque me venía doliendo un poco la garganta pero Fede y Heri me insistieron desde adentro del agua y al final me metí. El agua realmente no estaba tan fría y su temperatura era soportable. Nos contaba GG que, la temperatura del agua es agradable porque el sol calienta la arena volcánica negra. En un momento le señalé a Fede una islita de piedra pero que se veía medio lejos y fuimos acortando distancia desde la playa para luego ir directo hacia ella. Me acerqué nadando con mucho cuidado porque me temía que la piedra se extendiera por debajo del agua, y no quería hacer la del “Titanic”, efectivamente, unos 3 m. antes puse las manos y subir nos costó un montón porque la piedra tenía filos por todos lados, para peor, cubierta totalmente de verdín. Nos paramos sobre la piedra que habíamos “conquistado”.

Luego volvimos nadando en diagonal hacia donde estaban todos en la playa tomando sol.
En un momento volvió Fede con Miguel y desde allí lo vieron a Víctor que fue a cambiarse tras una gran piedra y mientras se daba vuelta para saludarlos a ellos, totalmente desnudo y con los brazos en alto, vieron que una dama (nunca revelaríamos su nombre, porque somos muy caballeros) se acercaba con la mirada baja, e iba hacia el “cambiador”. Con una mezcla de picardía e inocencia, pese a ver que la “colisión” era inminente se callaron. Se callaron todo lo que pudieron, hasta que estallaron en una carcajada, que alertó a la dama, quien al levantar la vista, se encontró con la “sorpresa”… Todos empezamos a llorar de la risa.
A la hora de volver el “Trío de Palermo” pidió permiso para realizar una votación, siendo que nos tocaba noche en un camping sin agua caliente, proponían volver a la hostería de Melipeuco. La votación se ganó casi por unanimidad, 21 contra 1. Pocas veces en mi vida me quedé con tantas ganas de dormir en carpa, en contacto con la naturaleza, como ese día. Pero, éramos un grupo así que partimos todos.
Las vistas del Volcán Llaima eran conmovedoras…

…y más aun, pensar que estábamos de frente al río de lava. No quisiera estar allí cuando el volcán vomite…
La zona, llena de animales molestos…

Decidimos entonces volver los 32 Km. de un tirón y sin escalas. Fueron saliendo todos hasta que salió también Heri. Solo quedamos Fede, GG y yo. Le propuse entonces a Fede volver “a fondo” para pasar al primero. De a poco los fuimos pasando a todos. Era hermoso porque el camino era en bajada y a pesar del viento en contra nos permitió volver muy rápido disfrutando del viento en la cara. Fuimos pasando a todos con gran diferencia de velocidad (menos al Gallego, del que no nos podíamos “despegar”) hasta que, al final, vimos a uno muy alejado del resto que pensábamos que era Heri y, como yo no lo podía alcanzar le dije a Fede que lo hiciera él. Aunque más no fuera, que “salvara” el apellido. Llegaron al pueblo juntos y yo, unos 100 o 200 m. atrás.
La llegada fue un momento muy especial, en este orden arribamos, de paso, van los nombres de todos los integrantes:
1.- Heriberto
2.- Federico
3.- Matías
4.- Ezequiel
5.- Esteban (El Gallego)
6.- Raul
7.- Miguel
8.- Marian
9.- Aldo (El Cabezón)
10.- Tomás
11.- Guido
12.- Oliver
13.- Daniela
14.- Víctor (La cabra de Villa Giardino)
15.- Gustavo
16.- Juliana
17.- Susana
18.- Ricardo
19.- Eleonora
20.- Gustavo González, cerrando la comitiva.
Durante la vuelta, hubo un hecho realmente insólito, fue cuando veníamos bajando realmente muy rápido y cuidándonos porque venían autos y camiones en contra. Yo no tenía frenos delanteros así es que entraba despacio en las bajadas pronunciadas. Que sensación hermosa la de bajar a alta velocidad, con el viento en la cara, parado sobre los pedales e inclinándome al tomar las curvas. Como en moto pero sin el terrible ruido del motor, ni el apestoso olor a combustible. Y, ni hablar del casco que, es casi como tener la cabeza adentro de un mini auto. No hay caso, a la bici no hay con que darle. Y el invento de Da Vinci perdurará por los siglos venideros.

Al llegar a la zona del camino en reparación entro con todo porque la curva no era tan cerrada, había un banderillero que no me hizo señas de frenar, así es que me mandé como venía. Cuando entro a la curva, por el mismo camino que habíamos transitado a la mañana y que ahora conocíamos, me encontré de golpe con que habían rellenado, de orilla a orilla, con arena volcánica sin apisonar. Quise doblar pero venía demasiado rápido para un terreno con tan poco grip y me derrapaba peligrosamente la delantera, por lo que tenía que enderezar y yéndome hacia afuera de la curva. Quise tocar el freno trasero con lo que derrapaba cruzándose peligrosamente, finalmente vi que NO iba a poder tomar la curva. Los banderilleros y obreros me miraban como si fuera un aparecido. El problema era que la pared cortada a pique era de roca volcánica que es muy cortante. A medida que me fui saliendo del camino por ir derrapando de costado me empecé a hundir porque el arena en los costados era más profunda y estaba menos compactada. Fue eso lo que me salvó, como las pistas de frenaje de leca para los camiones en los fines de las autopistas. Me fui enterrando, hasta que quedé hundido hasta los ejes y la bicicleta detenida y sostenida por sus propios medios, me paré, la desenterré y seguí a todo lo que da usando como pista la huella de la cubierta de la moto niveladora que había pasado.
Fueron varios los que tuvieron problemas y Miguel, que era uno de los que venían a lo último me contó que el banderillero le hacía señas a loco para avisarle.

¿Serían abejas africanas? Eran del tamaño de un abejorro chico color negro amarronado con dos anillos amarillo y uno blanco cerca de la cola. No son agresivas.

Jueves 14 de enero
Arrancamos desde la Hostería Jumarsú y salimos hasta la bifurcación y tomamos a la izquierda pero del otro lado del Río Truful Truful un camino no apto para autos, solo para 4x4.
No bien empezamos la parte difícil, Heri rompe fusible. Pasaron todos y nos quedamos con Fede y Miguel que venía cerrando y era el mecánico de la travesía. Después de mucho trabajar pudo arreglarlo pero solo como para intentar llegar. Estaba rota la pata descarriladora y no tensaba correctamente, era eso lo que hacía que la cadena se enrollara y arrancara todo. Igualmente antes de llegar se volvió a romper, y como ya no tenía repuesto, Heri bajó el asiento para aprovechar las bajadas usando la bici casi como una patineta, y en las subidas, corría llevándola a un lado. Curiosamente esa fue la predecesora de la bicicleta, antes del 1900, inventada por un francés, y consagrada para la historia con su nombre: Draisina.

Esta etapa, fue la más dura y la más hermosa. En el camino encontré trabajando a una junta de hermosos bueyes, con el carro polaco con ruedas macizas de madera.
Arrancamos a unos 580 msnm. Y llegamos en la parte más alta, La China Muerta, a unos 1341 msnm. de GPS.
GG me pasó en varias oportunidades con una muy buena cadencia, yo venía muy cansado y había arrancado el día en 1 a 1. En realidad no sé si paré para ayudarlo a Heri o para descansar un rato.
En otro momento encuentro el camino ocupado por un arrero con sus vacas, fui a paso de hombre entre los animales, pero se acercaba un vado con unas piedras muy grandes. Era imposible intentar pasarlo en bici, y menos sin velocidad. Al final, le pegué unos gritos a las vacas para que se hicieran a un lado, encaré el cruce a fondo, y no sé como trepé las piedras para pasar. No bien se salía de ese rústico vado, había un piquete de troncos y venía con “todas las pilas”, así es que pasé dando tumbos para todos lados, pero, pasé.
Venía pasando todos los puentes andando, la mayoría tenían una sola tabla que iba de punta a punta, y aceleraba para no perder el equilibrio, pero uno, era imposible, estaba realmente intransitable. ¿Perdería el invicto? Eso nunca!!!

Me pareció que podía intentar vadearlo por el costado. Difícilmente pudiera subir el escalón de salida todo embarrado con cubiertas lisas, pero por lo menos “moriría intentándolo”.
Primer intento, despacio para ver si no me hundía, es que soy loco pero “no como vidrio”, y hablando de comer, ya me he comido pozos ocultos que me hicieron pasar por arriba del manubrio.
Segundo intento con un poco más de velocidad y llego hasta el principio de la subida de salida.
Tercero y último intento (es que no hay que abusar de la suerte, son solo tres intentos para cada participante). Justo llega Gustavo y le pido que me saque una foto. Le di un poco más fuerte, y la rueda delantera llegó a subir la rampa de salida. Un lujo, no podría pasar más de allí, y si entraba más fuerte, lo único que iba a conseguir era quebrarme un hueso. Muy satisfecho, subí la bici al hombro y crucé caminando.
Hubo otro puente cubierto por el agua, al que no me le animé por precaución (aunque luego, en las fotos, vi que algunos lo pasaron “como venían”). Junto con Susana pegamos la vuelta para rodearlo, yo no me quería bajar de la bici y el arena gruesa estaba bastante suelta y venía hundiéndome y patinando, pero pude subir y hacer el rodeo.
Desde media tarde en adelante me recuperé un poco del cansancio y empecé a “recuperar posiciones”, terminé llegando segundo a Icalma después de Fede. Pasé al Gallego y Aldo que venían juntos y a Raul en las últimas subidas de llegada a Icalma. Realmente llegué muy cansado.
Me vino muy bien la práctica de ayer en la playa de arena del Lago Conguillio, no solo la bajada sino la subida, para saber que debía poder pasar bien por los arenales del camino, si había remontado esa subida.
En un vado con fondo de arena, los tres que venían adelante mío pasaron muy rápido salpicando todo. Yo entré despacio como para no mojar los cambios, pero el fondo estaba flojo y había entrado con un cambio alto. Sin querer descubrí una nueva técnica, empecé a hacer tirones con el cuerpo para hacer avanzar la bici. La empujaba rápido hacia adelante y luego adelantaba el cuerpo más lento. Así pude cruzar y realmente me ayudó mucho. Habría que probar si esta técnica del “remo ciclo” sirve para avanzar sin pedalear, frenando un poco para pasar el cuerpo hacia adelante. Será cuestión de probar.
En los arenales tenía que bajar la velocidad porque se cruza mucho. Hay que estar muy atento para corregir con el manubrio sin sobre compensar para no empeorar las cosas. Descubrí otra técnica que consistía en corregir con el volante, pero menos de lo necesario, y la inercia dejaba la bici en el lugar justo. Si hacía caso a mi “instinto” sobre corregía y me pasaba para el otro lado, empezando una serie de oscilaciones muy peligrosas.
A la noche paramos en una cabaña agregada a último momento por unos 2000 pesos chilenos per cápita. Fuimos todos los que quedábamos para carpa. El resto ya había contratado desde Baires su cabaña. Paradójicamente fue por lejos, la mejor cabaña, elevada sobre unos peñascos y con una increíble vista al lago.
Cenamos una sopa carbonera casera y cordero.
Con Fede nos bañamos en el lago antes de que oscureciera. Hermosa forma de evitar esperar para la ducha antes de ir a dormir.


Viernes 15 de enero
Sexta y última etapa.
Volvimos a Aluminé con viento en contra. A la ida también lo teníamos en contra. En realidad el camino iba dando la vuelta y hacia el final lo teníamos a favor, bien a favor, como claramente lo señalaban esos banderines rojos agitados por el viento, pero, por alguna inexplicable razón del Neuquén, el viento, aun a favor, se arremolina y sopla por todos lados.
En realidad el viento en la cara acaricia nuestro sentido del tacto.
El Río Aluminé, con sus hermosos rápidos nos acompaña con su sonido a lluvia a lo largo de todo el recorrido y nos reconforta el sentido del oído.

De la vista, ¿Qué decir? Siempre me encantaron los lagos del sur con sus bosques pero, el Río Aluminé y el lago homónimo tienen para mí un encanto muy especial, es esa frescura del azul intenso y transparente fuertemente resaltado por el desierto que lo rodea. Es un contraste maravilloso.
Sin duda alguna es en bicicleta de la manera en que se puede disfrutar a pleno. En parte también pueden hacerlo esas viejas camionetas de la zona, en su antiquísima rivalidad Ford-Chevrolet. En realidad ambas siguen rodando luego de más de cuatro décadas de castigo por los duros caminos con sus destructores serruchos. Otra que el Dackar, que están corriendo en estos momentos, con millones de pesos en repuestos ¿Cuál puede ser el mérito? Mérito es el de estas nobles camionetas que siguen circulando luego de vaya a saber Dios cuantos años sin pisar un taller. Con ovejas y enseres varios en la caja a no más de 20 o 30 Km/h. las ventanillas bajas y el polvo cruzando de un lado al otro.
Los pobres que realmente peor la pasan son los autos. Ese auto que vi pasar quizás fuera el ejemplo máximo de la desgracia humana.
Todas las ventanillas cerradas por el polvo, esclavos entonces del aire acondicionado. El sol venía del otro lado del camino, y por tanto, del otro lado del río. Esta pobre familia tapaba con toallones las ventanillas de ese lado para protegerse del sol… perdiendo por completo la hermosa vista del Aluminé. Que terrible debe ser viajar en esos sarcófagos metálicos presos de los aparatos electrónicos. Con sus blancos hijos protegidos, ¿Protegidos? Por un factor solar cuyo índice crece más que la inflación.
Mientras pedaleaba, en una de esas, veo a mi derecha un espectacular puente colgante que cruzaba el río. Clavé los frenos. Era imposible no intentar cruzar eso pedaleando pero ¿se podría? ¿O recularía como en el Pueblo Escondido? Me mandé de una, sin poner pie a tierra, ni siquiera para embocar la entrada o pasar por abajo, los gruesos cables de acero que lo sostenían.

Lo crucé por completo y me sobró envión para continuar trepando por la montaña, volví y nuevamente lo crucé de ida y vuelta una vez más.

En la primera vez, al llegar al final estaba bien complicado por los tablones atravesados y las dos barandas que bajaban a menos de medio metro, cuando más se las necesitaba, es decir que es como si no estuvieran, justo en el peor lugar. Realmente me sirvieron las prácticas de equilibrio en los semáforos en rojo. Debo seguir con esa práctica que tanto ayuda para andar entre las piedras como para andar por la ciudad, respetando un poco más las normas.
A la vuelta de la segunda pasada, frené en la mitad, me quedé un rato haciendo equilibrio y volví bien despacio.
Se disfrutaba mucho más que pasando rápido, que también era lindo, además de más seguro. Qué extraña sensación cuando el viento levantaba el puente. Que difícil mantener el equilibrio en ese puente tan angosto y moviéndose, era algo así como andar borracho. Quizás fueran para eso las dos eslingas de acero que iban desde la mitad del puente hacia el lecho del río.

Yo me la jugué, aunque hubiera pinchado las dos ruedas valía la pena. Llevaba encima dos cámaras de repuesto. Es que el piso estaba todo lleno de clavos y las eslingas de acero que pisé antes de entrar al puente estaban medio con los pelitos afuera.
Pasando el puente colgante había otro más modesto que iba a una casa muy humilde. Con seguridad valía más el puente que la casa.
Salí de Villa Pehuenia con ganas de ir al baño, pero en medio de tanta naturaleza no me iba a meter en un baño. Fue Víctor que me pidió de parar a hacer un descanso bajo la sombra de unas hermosas araucarias y con una vista al lago Aluminé como pocas veces he visto. Bajé a las hermosas playas de arena. Kilómetros de playa hacia ambos lados sin seres humanos a la vista.
Sin dudas es el baño con la mejor vista del mundo y, por cierto, el lavatorio más grande que jamás haya usado. Me vino a la mente ese lujoso baño de una casona de clase acomodada, con el jabón en una hermosa ostra multicolor. Cuanto mejor que era este baño. Con un sol que lo perfuma y un viento que lo ventila. Para colmo, eran kilómetros de baño, como para no hacer esperar a nuestro cansado organismo que ya llevaba pedaleados más de 300 Km.
Con un tremendo calor, en una parte de la banquina me encontré un camión parado, y los dos camioneros, en calzoncillos disfrutando como niños, de un buen chapuzón de agua fría en las orillas del lago Aluminé.
Flores, ¿Cómo pueden crecer tantas flores en el medio de la piedra? Sobre todo amarillas y violetas, en ramilletes como si fueran lavanda. En el centro de la vereda del Camping Piedras Verdes que iba hacia el río Aluminé faltaba una piedra y, en ese lugar, crecía un hermoso ramillete de margaritas que sonreían a quienes se acercaban. Realmente era imposible pisarlas, uno no podía evitar quedar encandilado por ellas.
Al llegar al Camping nos encontramos con un matrimonio francés con su bebe de 9 meses que venían viajando desde Cuzco desde hacía dos meses y medio. Las dos bicis eran unas Trek totalmente standard y un carrito de dos ruedas con suspensión a elásticos regulables. Era fabricado en Canadá y se desarma todo quedando del tamaño de un bolso pequeño. En lugar de las ruedas también se le pueden insertar esquíes.

Evidentemente que son gente muy especial. Lo único que no entiendo, no es que vayan con su bebe por la ruta, sino el hecho que, después de haber hecho noche a la orilla del cristalino Río Aluminé no hayan lavado sus ropas. Ver una mujer con la ropa manchada, desde hace semanas (y no se si no meses) me resulta extraño. Pero si hasta tenía manchas de sal de la transpiración en la espalda, esa remera marrón. Eso habla de algo de un mes sin lavar. De malo no tiene nada, pero es raro. En realidad es más raro ver un bebé sucio, su ropa, el cinturón de seguridad. Es raro. Estoy acostumbrado a ver bebes morochos con la piel destruida, pero este, rubio y de ojos celestes… le acaricié la cara con el dorso de la mano y la tenía áspera como la de un tiburón… lo raro, y sin dudas lo más importante, es que se veía… feliz. Evidentemente su método funciona, por lo menos para mi modo de ver las cosas.
La verdad es que viajaba muy bien, como un príncipe. Rodeado de sus juguetes y con música funcional. En un carruaje con una cómoda suspensión regulable y alimentado con el único y mejor nutriente sobre la tierra ¿O acaso puede haber algo mejor para un bebé, que la lecha materna?
Quizás sean nuestros hijos los desatendidos, con sus ropas de marca, perfumes artificiales, comidas enlatadas, pero viviendo entre los gritos de sus padres y los ruidos de la ciudad (Vale recordar la estadística de Tomás, sobre que el 90% de los matrimonios de hoy en día se separan).

En la bajada hacia la aduana argentina, llegué a 52 Km/h. sin pedalear. Realmente una bajada increíble. Por alguna extraña razón, si pedaleaba a fondo, no podía pasar de los 56 Km/h que tenía como máxima.
Cuando llegué a la aduana, me cuentan que, ese ciclista que venía trepando la cuesta con carro tipo semi remolque de una rueda era nada más, ni nada menos que el glorioso Juan Salaberry. No lo dudé, trepé a la bici y comencé a subir la cuesta a todo trapo para alcanzarlo. Cuando le grito de atrás… no lo podía creer. “¿No me digas que te subiste los 5 Km. de cuesta solo para saludarme?” fue lo primero que me dijo, y ¿Cómo no me iba a subir a saludar a este amigazo?.

Vaya mi homenaje para vos Juan, sos un grande, a tu edad, con alforjas y en solitario !!!
Unos 10 Km. antes de llegar al Camping me encuentro con una tremenda bajada paralela a un cordón de montañas cortadas a pique que me atajaba el viento. Era la última oportunidad y no la iba a dejar pasar. Aceleré al máximo cuesta abajo y el velocímetro marcó 63,9 Km/h. Todo un récord personal, aun con la bici de ruta.
¿Qué decir de la cerveza bien helada con la que festejamos en el Camping?
De cena, esa increíble trucha a la parrilla envuelta en papel de aluminio y ¿el postre? Un fabuloso flan con el dulce de leche súper especial que había llevado GG, ese “casero”, del bueno.

Sábado 16 de enero
Hoy es día de descanso, con Fede optamos por lo “mejor” para nosotros. Incursión al Río Aluminé, la mayoría, fue al centro. Es que, nosotros, del centro, ya estamos llenos y, como “nuestro” querido Río de la Plata, además de súper contaminado, tiene aguas marrones. Nosotros vemos estas aguas cristalinas y, no lo podemos creer. Aguas azuladas, que, jamás podrán ser comparadas con las de una pileta. De hecho, a la hermosa pileta del camping, ni me metí. El Río Aluminé estaba espectacular. Finalmente hicimos algún sondeo, pero no nos animamos a cruzarlo. El viaje de ida se podía hacer, obviamente la deriva nos dejaría justo en la playa de enfrente, pero, al intentar volver, nos llevaría irremediablemente contra los rápidos. Y no teníamos la posibilidad de caminar río arriba para contrarrestarla, porque era un enorme paredón de piedra, con solo esa playita en el medio. Optamos por lo más seguro, llegamos hasta la mitad del río, y pegamos la vuelta. ¿Cuenta como cruzarlo, haber hecho las dos mitades?... el agua, increíble y, pese a su enorme transparencia, no se veía el fondo en el lugar que tenía 8 m. de profundidad.
Luego del medio día arrancamos, lentamente nuestra subida de regreso a casa con la combi.
Terrible la subida de la Cuesta de Rahue entre Aluminé y Zapala. Cada pocos kilómetros la combi calentaba y había que esperar a que se enfriara.
En una de las arrancadas Heri avisa que había olor a quemado, a los pocos segundos lo empiezo a oler yo y… veo FUEGO, aviso y traté de abrir la segunda puerta pero no llegaba. La llama crecía y era prioritario bajar a la gente. Es que la combi es larga y las puertas están adelante. Le grito a Sebastián que había fuego, porque no se movía. Supongo que la posición no le permitía verlo. Bajo y cruzo por delante de la combi y Sebas, que ya había bajado, lo logró apagar con un trapo, luego de varios intentos.
En un momento pensé en tirarme de “palomita” para soplarlo de una buena vez. No era mucho y, si lo apagábamos rápido no pasaría a mayores. El fuego, o se lo apaga cuando recién comienza o nunca. No podía evitar recordar los incendios en el horno rotativo de secado de viruta, donde los enormes carros matafuego, parecían no alcanzar para apagar el fuego y callar las explosiones.
Fueron segundos que me parecieron eternos. Le pedí a Sebas que abriera el capot para asegurarnos que estuviera todo en orden. No fuera a ser que el fuego hubiera empezado en el motor y hubiera pasado al habitáculo, de ser así, podría haber sido tarde.
Parece mentira, dos doble cruces y dos incendios. Este con el fuego a la vista.
Una vez apagado, la gran duda era ¿Cómo seguir? Ángel se sienta en la butaca del conductor y prueba: da contacto, la combi arranca y no parece haber más problemas. Aparentemente lo que se quemaba, ya había terminado de hacerlo. Yo pensaba que había que revisar un poco pero según Ángel era mejor seguir. Yo simplemente era un pasajero, así es que acaté la decisión y me senté en mi butaca. No sabíamos de qué era el relé que se había quemado. Así es que, antes de partir, les pedí que encendieran las luces y andaban. Tanto las de adelante como las de atrás, eso nos daba libertad para viajar de noche. Caso contrario, primero, había que arreglar las luces.
Evidentemente los espíritus de la montaña nos protegían, y la combi, seguía llevándonos.
La Iveco venía calentando y le dije a Sebastián que la dejara en marcha al frenar. Tenía razón Sebas, probamos y la temperatura siguió subiendo hasta que cortó el Vigía®. Al salir le pedía que fuera en primera y no en segunda y la temperatura se mantuvo antes de llegar a los 80ºC. Lástima no habérselo pedido antes, que paramos como 6 veces unos 15 minutos cada una. Para la próxima, ya lo sabemos. Es que, la primera de la combi, es bien corta, casi como una primera de baja. Pasa lo mismo que cuando subimos con la bici, con los cambios, “cambiamos” velocidad por fuerza y en 1 a1, vamos despacio, pero subimos.
Eran las 21:45 y todavía había luz, evidentemente estamos bien al oeste de nuestro Baires querido. Es que estos mil kilómetros son casi un huso horario.
El viaje, “insoportable”, casi nadie pudo dormir… y, la combi se movía tanto, que era imposible leer…

Llegando a Baires, ya no había más subidas pero la combi seguía calentando. Es que veníamos cargados, con el tráiler, a 100 Km/h y con viento a favor, que, en el caso de la combi, juega en contra porque la deja sin aire en el radiador. Le pedí a Ángel que la ponga a menos de 80 para que no caliente y anduvo, hasta que aceleró y cortó otra vez. Se ve que a la pobre combi no le gusta la velocidad, tal y como le pasa a nuestras queridas bicis ¿O acaso podemos sostener una buena velocidad cuando estamos cansados?
Fue un viaje inolvidable, pero, por sobre todos los paisajes, por el grupo humano.
Terminando, no podemos dejar de agradecer al personal del Staff, que nos acompañó de una manera difícil de describir, en realidad, nos atendieron como a viejos amigos, un lujo de anfitriones, Miguel, Ángel, Sebastián y Gustavo.

Fin.

Fotos:
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PARA INFORMACION DEL VIAJE Y OTRAS SALIDAS:
BIKE & TREK de Gustavo González.
TEL: (011) 4650-4817. Cel: (15) 6336-0326
E-mail: bicigg@speedy.com.ar
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Fotos: http://picasaweb.google.es/bikeandtrek

Operador Responsable: Agreste EVT 9671




CIRCUITO PEHUENIA 2010 por Matias Fernadez Long
#265590

Opinin de CIRCUITO PEHUENIA 2010 por Matias Fernadez Long

1267699658
ruso37
04-03-10 07:47

Gracias por compartirlo con nosotros. ESPECTACULAR VIAJE !!!!
Saludos
Ruso.

1268418772
biketrek
12-03-10 15:32

ME ALEGRO QUE TE HAYA GUSTADO. SALUDOS. GUSTAVO

1279164390
gabriel_monserrat
15-07-10 00:26

Buenisimo me coparia hacerlo en enero 2011 , no tengo compañero /s de viaje si tenes alguna data avisame tengo vacaciones en enero. Saludos

1279374320
biketrek
17-07-10 10:45

a :gabriel_monserrat
GABRIEL: el programa completo ya esta cargtado en la web. Lo podes ver en:
http://www.btt.com.ar/nota/292/292284.shtml
o solicitarlo por mail a bicigg@speedy.com.ar. Los precios estaran a partir de mediados octubre calculo.
la fecha de salida de Bs. As. es el 21/1/2011 y dura 10 dias
Saludos. gustavo

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Busco shifter 10v derecho, shimano, deore, slx o xt

Canjes

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28/02/24 23:32

Permuto componentes de Mtb

Permuto transmision sram x9 10v impecable.. por articulos de pesca en lo posible.. media o alta gama! Reeles..cañas.. etc Escucho todo...

23/02/24 23:29

Permuto por MTB

Felt ia 16 . Talle 51 . Grupo 105 de 11 . Muy buena

13/02/24 21:00

cervelo p3

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07/02/24 20:46

Grupo Shimano 10 v

Grupo Shimano 10 v deore. Plato 32d Casette 11-36 Poco uso y buen funcionamiento. Permuto por horquilla aire rodado 29 y pago la diferencia.

15/01/24 21:35

cervelo p3

permuto x otra mas nuevz

Bicicletas robadas

15/03/24 16:10

Venzo Yety Robada

Me robaron esta bici marca Venzo, modelo Yety, rodado 26 con 21 cambios. Me la robaron hace unas 12hs por la localidad de La lonja, Pilar, Buenos Aires. Se metieron a mi casa, los aparatos de la velocidades q van en el manubrio estan rayados, el tamaño del cuadro es L. Si llegan a verla publicada,

15/03/24 16:02

Venzo Yety Robada

Me robaron esta bici marca Venzo, modelo Yety, rodado 26 con 21 cambios. Me la robaron hace unas 12hs por la localidad de La lonja, Pilar, Buenos Aires. Se metieron a mi casa, los aparatos de la velocidades q van en el manubrio estan rayados, el tamaño del cuadro es L. Si llegan a verla publicada,

03/03/24 11:57

Publicada en Marketplace

La veo publicada en marketplace por 100.000 pesos, evidentemente es R O B A D A. La Descripción es de alguien que no tiene idea de lo que es una CUBE

03/03/24 11:52

Publicada en Marketplace

La veo publicada en marketplace por 100.000 pesos, evidentemente es R O B A D A. La Descripción es de alguien que no tiene idea de lo que es una CUBE

28/02/24 04:00

Specialized sirrus x 2.0

Someone stolen my bike in my job, Hersham 28 Lyon Road Let me know if you see. It is my transport to go my job Thanks

25/02/24 20:38

Robo de bici Trek en La Paz, BCS, México

El día 19 de febrero las 4:24 pm me robaron mi bicicleta marca Trek modelo Procaliber 6 color negro mate, rodada 29. El robo de la bicicleta ocurrió afuera de la librería Educal ubicada en la calle 16 de septiembre en el centro de La Paz, BCS. Les agradeceré cualquier información por si es que

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