MALON en el Pinto, pequeña crónica de una larga cabalgata.

Así se podría definir esta edición en la que se inscribieron cinco mil cuatrocientos participantes con un significativo incremento en la categoría Damas y con muchos que participaban por primera vez, lo que habla del crecimiento del ciclismo recreativo en Argentina.

Ese fue el contexto en el que en esta edición del 2017 participaron dos bicis Malón construidas en bambú. La idea surgió de Matías, una de las primeras personas en confiar en las bicis construidas con este material, quien nos desafió a acompañarlo en su quinta participación del Pinto y en su tercera vez corriendo con una bici de caña de bambú. La bicicleta a la que hacemos referencia es uno de nuestros primeros modelos. Se trata de una bici rodado 26 más orientada al paseo que a la competencia, con horquilla de bambú rígida, sin enfatizar en el peso, cuyo único lujo consiste en que está equipada con un sistema de cambios Shimano Alfine 8. El resto del equipamiento, por decisión de su dueño, es estándar y económico. La particularidad de esta bici –y de Matías– es que ya han recorrido, juntos, 57.000 kilómetros reales de caminos de todo tipo y en todas las condiciones posibles: ruta, ciudad, montaña, caminos rurales, barro, asfalto, piedras, lluvia, sol, altura, etc. (en alguna ocasión posteamos una nota sobre este particular rodado). El desafío de su propietario es probar si el cuadro llega a superar los 100.000 km, y para ello, Matías lleva un obsesivo registro de los componentes, de la bici y de las condiciones de uso, en un cuaderno que ya se ha convertido a esta altura en la bitácora de su viaje personal.

Por otro lado fue la ocasión para probar en condiciones reales de uso la MTB 29 Malón. Estábamos en duda acerca de si llegábamos a armar una para el Desafío 2017, pero Matías nos convenció y corrimos para llegar. La primera decisión que tomamos fue que la bici la iba a correr uno de nosotros y que además la íbamos a equipar de la manera más estándar y económica posible, para que no tuviéramos ninguna ayuda de componentes sofisticados o de alta gama sino que, por el contrario, corriésemos con una bici a la que no se hubiera sometido a dietas para adelgazar ni se la hubiese preparado especialmente para esta carrera. La bicicleta se armó con un cuadro Malón RGTM de bambú y carbono del tipo hardtail, se montó con un grupo Shimano Alivio 27v, amortiguador Suntour XCR29, asiento Velo Plus, puños genéricos, vela, manubrio y stem genéricos de aluminio 6061 t6, cadena KMC X9 gold, llantas Houston doble pared, cubiertas Arisun Mount Emmos y pedales genéricos sin calas.

En ambos casos las bicis estuvieron pilotadas por corredores aficionados que le pusieron más ganas que experiencia, y resultó en que se completó la vuelta con muy buenas sensaciones de manejo y sin tener ningún inconveniente físico, técnico ni mecánico. A quienes nos preguntan por qué usar bambú para la construcción del cuadro siempre les decimos que hay que montar la bici para entenderlo, ya que tiene un andar muy confortable y relajado gracias a las características del material. La mejor definición que nos dieron al respecto fue la de una persona que probó la e-bike en el stand y con una sonrisa nos dijo: “esta bici tiene un andar muy dulce”.

Podemos decir, por ahora, ¡tarea cumplida! Las Malón dieron la vuelta al Pinto bajando, subiendo, escalando, frenando, saltando y galopando y llegaron a la meta sucias y cansadas pero victoriosas.

PD: renglón aparte va para aplaudir a todos aquellos, de distintas edades, sexos y preparación física, que se movilizaron hasta La Cumbre para batallar contra los fantasmas y los miedos personales para completar una vuelta más al Desafío del Río Pinto. También vaya un aplauso para la organización, ya que el evento fue impecable; y un aplauso aún más fuerte para cada uno de los corredores y de las personas del público que nos vieron pasar y que nos alentaron para seguir, y pusieron una sonrisa y un elogio al cruzarse con bicis distintas a las habituales. Por último nos sacamos el sombrero y hacemos una reverencia con admiración, respeto y un poquito de envidia por las categorías Elite y Master A1 y A2, ya que se nos caían las mandíbulas de sorpresa y admiración al verlos descender y ascender como trenes por todo el circuito mientras nosotros estábamos sin resuello y al borde del calambre. En la próxima vida ojalá nos toquen unas piernas parecidas a las de ellos. ¡Salú a la barra! Y hasta la vista.