Sobre barro; crónica de un desastre.

Sobre barro, crónica de un desastre mas.
Con cielo nuboso y algo fresco por la mañana, todo parecía que los 100 km del recorrido no darían inconvenientes. Al salir la temperatura estaba algo baja mas de lo normal para un dia de febrero, a lo que regrese por una campera. Cuando bajo para tomar el camino hacia La Rojera el camino estaba intransitable, se pegaba mucho barro al dibujo de la cubierta, imposible. Sabemos que con el calor del mediodía se va afirmando, pero eran las 6:30. Ruta jamas, y volver no estaba entre las opciones. Prácticamente con este terreno se demora el doble o mucho mas, repase en la cabeza si estaba en condiciones de internarme varias horas en el camino, ya sea alimento, hidratación, dulce y algún dinero para hacer un reabastecimiento en Rancagua. Todo optimo. Digamos que los primeros 30 km fueron a barro hasta los dientes y hasta pensé en pegar la vuelta de una. El platito de 22 trabajo varias horas sobre la huella y la gramilla del camino. Sin embargo, no llego a colapsar de barro el cuadro ni las cubiertas, cosa que cuando pasa no queda otra que caminar y buscar algo de gramilla para hacer rueda. Llegue bien hasta el Aº Dulce, sin saber que vendrían otros 10 km fatídicos, pero finalmente pude empalmar un camino secundario estable. A esta altura lamentaba mucho no haber puesto plataforma al pedal, por suerte no tengo que contar ningún panzazo al barro. En fin, ya con 45 km en algo de 3 horas logro llegar a las vias del CGBA entre Arroyo Dulce y Rancagua sobre el monte de pinos, y obviamente un stop anticipado para acomodar la bici, la panza y las patas.
Ahora había que dar con el Aº Pergamino, Puente de las Ranas, cruzando la RP32, ya con un camino mas estable pude terminar la vuelta regresando por el pueblo de Rancagua, en donde volviendo para Rojas tuve otro tramo de barro.
100 km exactos para una vuelta bastante entretenida que estuve a punto de anular. El promedio anduvo entre 15 y 16 km/h.