Les presento a...
Lo conocí este verano en el cruce de Los Andes, desde Las Loicas a Curicó. Delgado, fibroso, pelo blanco y cortito, anteojos, de ver, no de pedalear. Estaba con nosotros para cumplir un sueño, o un mandato propio y personal. Callado, afable, muy educado, siempre curioso y atento. Le costó mucho el cruce de más de doscientos kilómetros. Sobre todo el segundo día. Hacían 40 grados o más (al sol, siempre al sol), viento en contra, suelo de ripio y a veces manchones, grandes manchones de arena volcánica gris blancuzca. Si, esa que te saca las piernas y no te perdona. Todo subida y subida. Había que verlo, con esa cadencia rapidita, derechito sobre la bici, callado y concentrado haciendo un esfuerzo terrible por seguir, por no parar, ni siquiera por bajarse a caminar cuando el suelo decía basta. Tanto fue el esfuerzo que en la penúltima subida, siempre es la penúltima, rompió el descarrilador trasero. Basta, no va más, hasta acá llegamos no. Había una bici de repuesto en el grupo. Otra, distinta, distinto el sillín, la talla, los pedales (pedales), el stem, todo. Se subió igual y siguió. Dándonos fuerza, alentándonos, a veces compartiendo un gel energizante que sacaba de su bolsillito. Siempre con la palabra justa y motivadora. Llegó arriba y bajó, afrontando los peligrosos calambres y desgarros de la subida y los golpes y caídas de la bajada. Durmió en carpa con temperaturas bajo cero y siempre, siempre con una sonrisa, positivo, mirando de frente lo adverso de la travesía. En el fondo disfrutaba como loco. Cuando flaqueábamos mirábamos lo que él hacía para entonces imitarlo y seguir. Por supuesto que llegó, cansado pero entero. En el momento final, en la plaza de Curicó algunos bailaban, otros sentados en el césped, bajo las palmeras se relajaban y reían. En medio de los abrazos, esos que aprietan y arrugan las remeras, donde nos miramos cara a cara y decimos: gracias, lo hicimos juntos, mezclando tierra, sudor, cansancio lo vi. La cara enrojecida y llorando, fuerte, con lágrimas saladas de verdad, soltando todo lo que contuvo los últimos 4 días o tal vez 23 años, cuando tras un accidente comenzó a hacer ciclismo. O cuando se lesionó la cadera y estuvo mucho tiempo para recuperarse pensando en volver a pedalear y cruzar los Andes. Frente a la negativa de sus amigos con el te vas a lastimar, no vas a llegar, etc, con el apoyo de su familia, sus hijos y sus cinco nietos para los que es un grosso. Con la férrea voluntad de cumplir un sueño, o un mandato, vaya uno a saber. Allí estaba, Roberto Casín, del Club Ciclista Quilmes, con sus 68 años a cuestas, llorando, riendo, disfrutando, abrazando y recibiendo el respeto de todos nosotros. Deporte en estado puro.
Opinion de Les presento a...
Hermano que buen relato y que emocionante la verdad que es un post que lo terminas de leer y se te cae una lagrima de la emocion mis felicitaciones y a Roberta solo devcirle IDOLO¡¡¡¡ con todas las letras porque son estas cosas que te enseñana que los sueños tardan pero siempre llegan ABRASO DESDE MENDOZA
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Coincido con flaco22, emocionante, y me imagino que más durante el viaje, hace tiempo que quiero hacer ese cruce, pero desde Chile hasta San Rafael.
Felicitaciones y que hermoso todo.
Saludos desde Chile, abrazos.
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04-03-2014 20:33
Un ejemplo para todos los que estuvimos ahí junto a él y para todos los que alguna vez soñaron en hacer el cruce y aún no lo pudieron hacer.Nunca es tarde para cumplir un sueño!
Gracias Roberto por mostrarnos un modelo a seguir. Fue un orgullo haber pedaleado a tu lado.
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05-03-2014 14:45
Me conmovio mucho tu relato, sera porque ya estoy por cumplir los 60 y me siento muy cerca de lo qu vi o porque tenemos la mismo pasion por el ciclismo.
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Hermoso relato. Son de esas historias que merecen ser contadas. Un abrazo para vos por contarlo y para Roberto por semejante hazaña.
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¡¡¡¡Tremendo Hermano, tremendo!!!! Qué grande Roberto, un ejemplo a seguir....
¡Hay que darle dos veces la derecha!
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Nunca es tarde menos aun para cumplir un gran sueño. Que buena aventura y que buen viaje!
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06-03-2014 12:37
Que buen relato y que grande Roberto todo un ejemplo, me emociono!!
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Emocionante relato!!! un capo Roberto un idolo, por muchas pedaleadas mas ,saludos + 10
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15-04-2014 17:38
Me emocioné cuando lo leí.
Espero que todos puedan cumplir sus sueños como Roberto.
Genio!
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me haces llorar !!! una maravilla tener esa libertan dentro de la cabeza... y esa fuerza en las piernas y en el corazon !!!!
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Recien veo este post. Felicitaciones por el relato. Una buena historia, si esta bien contada, se convierte en una pequeña joya literaria.
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a: yanquetruz
Gracias Paco, lo bueno de todo esto es que fue así, simplemente este señor nos dió un ejemplo en la montaña.
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Te mando un saludo y un pedido: no dejes de escribir una buena historia sobre el Camino de Santiago
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Eso demuestra, una vez más, que si te proponés algo, por más años, lesiones o comentarios negativos de los demás, mientras tengas la voluntad, nada te detiene!
Un ejemplo en tiempos de igualar para bajo, de tratar de mostrar que no hay que esforzarse, que no vale trabajar duro, esta es la mejor prueba.
Saludos.
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