EN UNA ESQUINA

El acto de viajar en bicicleta en la soledad de la ruta es un hecho de coraje interno donde tenemos que desarrollar nuestra espiritualidad de ser libre. El contacto íntimo con la naturaleza nos proporciona el sentido de la savia de los caminos, uno se expande hacia otras realidades que no pueden ser experimentadas hasta comenzar a pedalear. Necesitamos de esa fuerza en los momentos cumbres de la travesía, cuando nos toca un viento cruzado que nos impide avanzar, allí surge el poder interno para dejarnos fluir y continuar sin desesperación. Viajar en bicicleta es una enorme enseñanza para insertarla en nuestros actos cotidianos de la vida. Pedalear nos conduce hacia el conocimiento propio, a descubrirnos cuando atravesamos esos parajes inhóspitos y solo es la senda frente a nuestra alma. Viajar en bicicleta es una pasión que comienza despertarnos cada vez más y allí comienza otra clase de viaje. Cada uno de nosotros tendrá que descubrirlo por si mismo y adentrarse en los mundos profundos que acontecen cuando pedaleamos hacia el horizonte.