EL ULTIMO ESFUERZO

El ultimo esfuerzo

Cuarenta kilómetros habían quedado atrás, en el silencio de la siesta podía oír el latido de los corazones esforzados, calor..., mucho calor y tierra suelta volando por el aire, el sudor en mi cara daba cuenta del esfuerzo. Por fin apareció el bendito cartel a la orilla del camino (los carteles y las antenas son los mejores amigos de los ciclistas), allí estaba el oasis que buscábamos para un refrigerio.
El tiempo de descanso paso como una mala publicidad, desapercibido.
Ya estábamos de nuevo en el camino y las cosas se ponían peor, el horizonte se dibujo de gris y el viento no tardo en llagar de frente arrastrando más tierra y multiplicando el esfuerzo, si hasta ese momento había sido duro por el calor, se complico mucho más con ráfagas que nos detenían la marcha; no había alternativa... teníamos que seguir, la distancia parecía multiplicarse y la tarde se vistió de noche, las piernas ya no querían seguir, solo la voluntad decía "adelante" y por suerte el cuerpo seguía.
Con el cuerpo doblegado la mente trabaja de otra forma; el camino es un pensamiento errante que hace divagar por las comodidades del hogar, te hace decir que será la "última" última vez, pero siempre volvemos, nuestra amante es la aventura y su pecho un cielo estrellado a la orilla del camino.
Ya nada tenia forma por la oscuridad, y en el preciso momento que mi voluntad se quebraba apareció el vislumbre de la ciudad en el horizonte y con ella apareciste tú. Tú, mi ángel de la bicicleta, el que me da fuerzas y me protege para no abandonar.
Teníamos que llegar aún cuando las piernas no daban más. Tomamos unos sorbos de agua y mirándonos a la cara nos dijimos "el ultimo esfuerzo" que llegamos.
Pasaron dos horas y ya descansábamos, y yo sentado frente al televisor empezaba a escribir: "Cuarenta kilómetros habían quedado atrás..."

Dedicado a mis compañeros de ruta, el TEAM CHARATAS BTT.